Valeria Mazza cuenta como vive la espera de su cuarto hijo

"Con cada embarazo vuelvo a cumplir el sueño de mi vida"
Llevaba algo de té caliente cuando entró en el living. Había nevado la tarde entera. Pasó su mano por la ventana, echó una mirada por sobre la montaña y las estrellas le auguraron un buen amanecer. Se sentó sobre la piel junto a la chimenea, hizo con su pelo una cola y lo esperó. No hubiese habido modo más digno para su estilo que el cinematográfico, ni escena más calibrada para lograrlo. “Los chicos duermen”, le avisó mientras bajaba la escalera triunfante por la misión cumplida. Entonces se lo dijo: “Estoy embarazada”. Valeria Mazza (35) y Alejandro Gravier (44) brindaron con abrazos la concreción de aquello que habían idealizado hace más de nueve años, días antes de su boda: tener cuatro herederos. Hacía pocos días que julio había comenzado. La plena temporada invernal de Bariloche distraía a los Gravier del verano europeo. Un ritual inmutable. “Ante las primeras sospechas, me aparté del grupo y compré un test de embarazo sin dar aviso a nadie -relata Valeria-. Lo confirmé ese mismo día, y fue así como busqué el momento oportuno. `Ale` y yo decidimos guardarnos el secreto para no generar ansiedad en los chicos hasta no estar seguros de los resultados clínicos. Volvimos a Buenos Aires, consulté a mi médico y los análisis ratificaron la novedad. Ibamos a ser padres por cuarta vez. Y como desde chica la maternidad fue mi deseo más anhelado, con cada embarazo vuelvo a cumplir ese sueño.”No hay secreto con la fuerza suficiente capaz de reprimir tanta felicidad. Entonces, mamá y papá sintieron la necesidad de convocar a una reunión familiar en el sofá. Balthazar (8), Tiziano (5) y Benicio (2) miraban con atención, en actitud de espera y mucha picardía. “Les dije, chicos, tenemos una gran sorpresa para darles. ¡Estás embarazada!, dijeron casi a coro. Nos abrazamos los cinco y les advertimos: Todavía no lo cuenten, debemos guardar el secreto un poco más. Pero no aguantaron y a la semana se lo habían contado a todo el colegio. Cuando se empezó a propagar la noticia, consideramos que la familia debía saberlo, y lo anunciamos.” Tres varones consecutivos, típicamente disparan la fantasía de que la nena viene en camino. “Aunque en casa la opinión o el deseo está repartido, sería genial tener una hija -asegura Valeria antes de prevenir-, aunque llegado el caso deberemos rever algunas cuestiones, porque en casa hay mucho hombre, mucha actividad deportiva, todo es muy físico, casi salvaje. Y sería interesante debutar como mamá de una hija. Y más allá del sexo que tenga, la finalidad de este embarazo no fue ir en busca de la nena, como muchos creen, sólo se trata del cuarto hijo, tal y cual lo habíamos deseado.” Y con respecto al nombre, en el supuesto caso que sea una beba, dice: “Jamás le pondría Valeria, porque estaría condenada a la comparación eterna con su madre, lo cual sería para ella una carga insoportable”. Tal vez, los tiempos que corren no sean propicios para la mayoría de los argentinos. Pero en su caso, con el ritmo de vida entre agendas y aeropuertos, el hecho de tener un cuarto hijo podría compararse como un acto kamikaze. “Acto de amor extremo, lo llamaría -comenta Mazza-. Pero reconozco que algo de valentía se debe tener. No es fácil llevar a cuestas una familia numerosa con tanta actividad. Los hijos requieren y merecen tiempo de calidad, paciencia y estricta organización.” Modelo de madre. “Soy una mamá demasiado presente, cariñosa, que sobrevalora principalmente el diálogo. Porque escuchando a nuestros hijos se llega a comprender lo que realmente necesitan –asegura-, pero que, a la vez, sabe poner límites precisos, porque eso también es un acto de amor. Soy severa, porque considero que los valores más importantes se aprenden sólo en casa.” Un ejemplo cotidiano: “Tenemos horarios fijos y debemos respetarlos. Despertamos todos a la misma hora y, pase lo que pase, el desayuno es sagrado y se toma en familia.Cruzar la barrera del segundo mes implica problemas simples, pero en su caso, posibles grandes complicaciones.“Ya comencé a sentirme mal. Tengo mareos momentáneos, algo de náuseas y, por sobre todo, mucho cansancio -confiesa “Vale”-. Y ni hablar de la panza que ya comienza a complicar cualquier vestuario –bromea-. Por todo eso, es que a partir del cuarto mes, me recluyo, descanso y me dedico a cuidar el embarazo.” Es entonces cuando cobra protagonismo la actitud de un marido solidario. “Sin duda `Ale` está feliz, pero, por experiencia, bien sabe que debe tener paciencia, porque el período es largo y, con los años, los embarazos cada vez se complican más. Convengamos que no es fácil, pero él sabe contener como buen marido”, desliza. La función de marido ha quedado clara. Pero ¿qué debe hacer Gravier en su función de manager? “La sorpresa del embarazo amerita una reorganización del Schedule para el resto del año –explica-. Debemos cumplir con los compromisos ya pautados lo más pronto posible, antes de que la panza lo impida. A fin de mes tengo que completar una campaña para una marca de tiendas internacionales con Miguel Bosé, y estar presentes en la final del mundial de rugby en el partido Argentina-Irlanda. Luego volveremos a Sudamérica por algunos trabajos en Chile.” Y lo disfruta. “Hacer una valija para mí es como ir al supermercado, nada me divierte más. Abro el placard y clasifico. Cada prenda tiene su propia maleta.” El desafío de la imagen. Valeria superó con creces la preocupación de la mirada mundial sobre su belleza. Pero ¿qué ocurre en la intimidad cuando el cuerpo se transforma? “Estoy consciente de que no soy ni pretendo ser una chica de 20 años. Me adecuo a mi realidad actual, y no llego a la obsesión. Me cuido al comer más por salud que por estética, y realizo actividades físicas que trato de mantener durante el embarazo hasta donde pueda: partidos de tenis, y dos clases semanales de yoga Ashtanga. Tan sólo eso, nada de tratamientos ni cuestiones demasiado sofisticadas.”No hay monarquía que no abra sus puertas al verla llegar, ni mar en el mundo que no haya navegado, ni gala en el globo que no la reciba con honores. Sin embargo, Valeria, coincidente con su marido, a diario anota en la agenda de su vida una prioridad totalmente singular: “Lo primero es la familia”. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1342/nota_03.htm