Graciela Alfano y Matías Alé hablan de la fuerte discusión que casi pone fin a 8 años de amor
Hace casi ocho años, sus caminos se cruzaron por primera vez y no precisaron de excusas. Bastó una seductora mirada y la comunicación se entabló entre ellos. Cuestión de piel, argumentarían más tarde.Después llegaron las críticas, los cuestionamientos que no entendían de sentimientos y los vaticinios que no superaban el mes. Pero ellos todo lo pudieron. Hicieron oídos sordos a la oposición familiar, a los gritos y a las públicas encuestas que apostaban por sólo una semana de amor.Pero cuando nadie, ni siquiera ellos lo esperaban. Cuando falta poco más de un mes para festejar los ocho años juntos, la gran nube negra que anticipa la tormenta, se instaló sobre ellos. Matías Alé (30) lloró públicamente. Graciela Alfano (50) somatizó con una faringitis, y las palabras “crisis-separación”, se instalaron entre ellos. Dicen que todo surgió a partir de una discusión que se generó por “Bailando por un sueño”, donde él acompaña a una soñadora y ella actúa como jurado, cuando él le pidió que se abstuviera de salvarlo de su sentencia. —Pero, ¿qué fue lo que pasó para llevar la relación al límite?GRACIELA ALFANO: —Aún no cumplimos ocho años juntos. Nuestra especie de magia para que no nos agarre la famosa “comezón del séptimo año”, era decir que ya estábamos en los ocho, que, en realidad, los cumplimos el 16 de noviembre. Lo aplicamos como cábala para ver si así el universo no se daba cuenta y pasaba. Una trata de saltear las etapas pero no se puede. Por algo las parejas le tienen tanto miedo al séptimo año de amor. Y debe de tener que ver con una madurez de ambos. Porque las crisis de crecimiento individual en una pareja son permanentes. Y, justamente este año se dio el gran crecimiento de Matías en lo laboral, porque en lo personal los dos vinimos creciendo juntos. Entonces debimos reacomodarnos. Yo creo que si una crece, es porque el otro lo sostiene. Si no, se termina el amor o se convierte en algo enfermo.—No queda muy claro, ¿Uds. tuvieron una crisis?G. A.:—Yo comparo lo que nos pasó con un tsunami. Porque una crisis se va gestando, se prepara y tiene un después. Lo que nosotros vivimos fue más fuerte. Nos agarró desprevenidos. Como una ola cuando estás en la playa y crece de golpe hasta taparte...—¿Se acostaron por la noche y al despertar estaba todo mal?G. A.: —Sí, exactamente fue así. Nos acostamos bien y nos levantamos devastados. Fue muy fuerte. El conflicto, cuando estalla, sale con todo. La ola cayó con toda su fuerza. Sacó lo bueno y lo malo. Como en todo crecimiento. Nos hizo sentir el cimbronazo.—¿Hubo una discusión?MATIAS ALE: —No. Nosotros no estamos acostumbrados a discutir. Peleas pequeñas sí, pero jamás una grande. Por eso no sabemos ni cómo fue y vimos todo negro. El final estuvo muy cerca. Esto fue como una mariposa: nació y murió en un día. G. A.: —Ninguno es de tirar cosas y mucho menos gritar. Lo peor que yo te puedo hacer, es mi silencio. Soy contenida. Cuando me enojo, disparo de una sola vez toda la energía contenida y es letal. Como la piña de Monzón...M:—Es una flecha. Tranquila pero dispara y da en el corazón.—¿Ud. parece una mujer muy fuerte, nunca se quebró?G. A.: —Soy una mujer fuerte y débil al mismo tiempo. Cuando una pasa los 50, es el momento en que a las mujeres se nos abre la jaula, porque ya cumplimos con todos los mandatos y tenemos que buscar un nuevo horizonte para no caer. Buscás lo que te quedó pendiente y comenzás a vivir como una segunda adolescencia. Tomás la energía para arremeter y contás con una libertad extrema. Y en esta etapa, una empieza a verse como de verdad es, no la película de ser fuerte y perfecta. —Suena como una excusa. Uds. hicieron frente a problemas mayores, y los superaron...G. A.: —Siempre es una excusa para que salgan otras cosas. Porque nosotros enfrentamos y superamos problemas más graves. Somos sobrevivientes. Tuvimos varios tsunamis. El primero fue el de la edad, el de los prejuicios, de la condición social... De nuestra pareja opinó todo el mundo. Cada cosa que hacíamos estaba en un banquillo de análisis. Pero eso venía del afuera y hoy nos vino desde adentro. Por eso lo comparo con un tsunami, porque vino desde lo emocional. Tenemos cosas que nivelar y que las estábamos dejando pasar. Estas situaciones hay que atravesarlas, y es horrible pero no por las cosas que se dicen. Ni por el voto de un jurado... Lo peor que sale es lo que una se niega. Las cosas que una no se dice ni a una misma y que tiene que encontrar la fortaleza para poder reconocerle al otro. Es duro, da dolor y vergüenza. Reconocer esas cosas de las que no estamos orgullosos. Son los hijos negados de uno. —¿Sintieron que esta vez había llegado el final de la pareja?M. A.: —Nuestro amor es incondicional. Así es que el continuar estaba en nosotros. Pero para eso, hay que ser generoso y tolerante. El que cede siempre es el más inteligente. Los egos también se deben controlar.—¿Cómo se mantiene la pasión?G. A.: —A la pasión uno no la va descubriendo en el otro, sino en uno mismo. Cuántas parejas hay que vienen haciendo el amor y no se confiesan sus fantasías más profundas. Se conocen, pero no se aceptan. Cuando una pareja puede expresar, sale algo más.M. A.: —Cuando tenés un cimbronazo, volvés a tener esa pasión del inicio. Y lo hacés mejor, porque es como algo que perdiste o que tenías miedo de perder. Y nada mejor que el sexo de reconciliación. Es un nuevo desafío. —¿El humor juega un papel importante en la pareja?G. A.: —Si una no se puede reír mientras tiene sexo, es porque se creyó el mandato, la culpa y toda la perorata esa. Hay que animarse a jugar con el sexo. Es una herramienta maravillosa para que dos personas se puedan acariciar. Yo creo que a la cama hay que irse primero para mimarse, sin la obligación de una relación y, mucho menos, de un orgasmo. Hay que dejar de ser obsesivos e ir al placer. Hay momentos en que descansar tu cabeza en el pecho de él, es un placer. Permitirse y autorizarse.—¿Se dijeron palabras duras, que hoy se arrepienten?G. A.: —Sí. En esos momentos sale lo todo bueno y lo malo. M. A.: —Nosotros no nos guardamos nada.G. A.: —Yo lo comparo con un árbol: creció, va a dar más hojas, más felicidad, hay que ahondar las raíces para que no se pudran. Y ahondar raíces implica escarbar. Matías es mi maestro en tolerancia. Parece mayor que yo. —¿El hecho de no haber tenido hijos les jugó en contra como el de la diferencia de edad?M.A.: —Yo me siento muy completo. No tengo ninguna necesidad de paternidad. G.A.: —La pareja nació como edípica, por la diferencia de edad. Pero fue mutando y alternando. Es como ir en una bicicleta, a veces hace fuerza uno y a veces pedalea el otro. Si no, se va cayendo todo. La base es el deseo de cada uno de estar con el otro, el placer. Esta es una sociedad muy machista. Yo estuve a punto de ser quemada en la hoguera en su momento. Fui políticamente incorrecta, pero auténtica. Todo me costó un alto precio, pero estoy entera y feliz.—Cuando veían una pareja en crisis ¿decían a nosotros nunca nos va a suceder?G. A.: —Uno tiene derecho a equivocarse, a fracasar. Sí, es verdad que yo con un ‘fush! fush!’ decía ‘a mí no’, pero no hay felicidad sin una cuota de sufrimiento. —¿También se dijo que siempre están muy pegados?G. A.: —Pegoteados, pero diferenciados. El es y yo soy. Siempre estuvimos iguales, en la misma línea. Yo tengo un narcisismo muy elevado y por ésto siempre parece que la pareja queda atrás. Pero también hay que pensar que de mi súper Yo hice una carrera. Entonces, este año ‘Mati’ subió su narcisismo, y yo quedé paralizada.—¿Cómo ven su futuro?G. A.: —Hoy salvamos nuestra pareja. Nos amamos y nos conocemos más. Por eso nos pusimos alianzas de Cartier, que marcan nuestro nuevo compromiso. Renovamos nuestro amor. Tenemos ganas de seguir creciendo. Y esto nos obliga a poner energías. La ola nos llevó todo, y está bueno porque nos obligó a hacer la cama de nuevo, a ser creativos, a volver a colgar los cuadros que se cayeron. También queremos una nueva luna de miel.—¿Hubo alguna infidelidad en este tsunami?G. A.: —No. Prefiero una pelea con Matías que hacer el amor con varios.M. A.: —Y yo prefiero una pelea con Graciela que hacer el amor con otra.http://www.caras.uol.com.ar/edicion_1343/nota_00.htm
Guinzburg habló de su salud y festejó el éxito de su ciclo
Conservar el humor, a pesar de todo. Premisa personal que vence el rigor histórico, sabe pregonar en sus equipos de trabajo y riega disparando carisma a mansalva entre su público. Un valor agregado al don nato de saber hacer reír. Jorge Ariel Guinzburg (57) ha regresado. Espontáneo, despojado de cualquier especulación popular sobre su ausencia, sagaz y creativo, cualidades que aprendieron a compartir el periodista y el humorista que conviven en su ser. Y como dijera alguna vez: “No obstante el poco espacio.” Asegura haber alcanzado el punto exacto de asumirse un tipo inteligente y sentirse obligado a dar mérito con creces a su espíritu de lucha. Animo que blindó las ideas que escaparon del taxi que solía conducir, y las mismas que hoy trascienden más allá de las planillas de mediciones de audiencia. Cinco años han pasado ya, de la insistencia de Guinzburg por despertar más temprano a los televidentes. Una causa que defendió constante hasta el 16 de mayo de 2005, día del debut de sus “Mañanas informales”. Una vez más, el rating habló de su certera puntería. “Todos los días, desde empezado el ciclo, me levanté a las 05:30 para ser el número uno, pero sigo siendo el de siempre, feliz de saber que mi triunfo no mata a ninguno de mis colegas de la competencia”, asintió en ese momento en que su debut comenzaba a reestructurar las pautas televisivas para siempre. “´Mañanas informales` me enseñó que día a día hay que saber superar la propuesta. Cambiamos el despertador del público, duplicamos el encendido a las 09:30, e inauguramos un nuevo prime time en la televisión.”500 emisiones: “500 razones de felicidad. Esto significan 1.750 horas en el aire, algo así como 10 años de cualquier ciclo normal. Y poder celebrarlas con este grupo de amigos resulta un placer enorme”. En el control, Andrea Stivel (43), productora general y mujer de Guinzburg desde hace veinte años, confesaba: “Hemos invertido mucho en cotillón y no tendremos el clásico clip de bloopers, porque celebramos con la mirada hacia adelante”. Mientras, en el estudio, Ernestina Pais (35), quien supo tomar las riendas del ciclo, decía: “Jorge, te contratamos para conducir la fiesta”, a lo que el payaso Malaonda (Marcos “Bicho” Gómez -43-) completaba: “Yo no sé cómo estás, pero se te ve muuuuy descansado”.Una y quinientas veces, Jorge ha confesado que el poder de jefe nunca le ha interesado, que ha bajado sus decibeles de dura exigencia, que a todo le da un toque paternal y que los intentos de convertir el ámbito de trabajo en un club de amigos son conscientes y constantes: “La clave de cualquier éxito es la química de las partes. Como jefe e integrante de un equipo, soy realmente feliz cuando me siento querido.” Y algo de eso se percibe en su regreso a los estudios. “Sin dudas, el reencuentro con la gente es una necesidad diaria. Por eso, la tremenda emoción de hacerlo concreto en la celebración de las 500 emisiones fue una felicidad extra.”Jorge asegura que no hay día que despierte pensando en modificar alguna cosa del formato habitual y que, a partir de estos primeros 500 programas, le es difícil imaginar cómo será el ciclo cuando logre alcanzar los 1.000. Pero hay una clave para la fidelidad: “Siento que se trata del equilibrio entre lo periodístico y la locura espontánea. Trabajo pensando en que aquellos que ven `Mañanas Informales` puedan informarse sobre todo lo que está pasando y, a pesar de todo, sigan conservando el buen humor”. No hay quien no quiera volver a verlo sentado en el sofá del programa. Pedido unánime, respuesta contundente. “Supongo que en muy pocos días voy a retomar la actividad normal. Mientras tanto, intento mantener mi presencia a través de un reportaje diario, de una serie de entrevistas que grabo una vez por semana.”Pero, ¿cuál ha sido la causa real de su ausencia? “Es consecuencia de un tema histórico, mi viejo problema bronquial. Un resabio de mi infancia que cada tanto, me juega una mala pasada. Y este año me afectó más que de costumbre. El 9 de Julio, por ejemplo, mientras todos festejaban la caída de los copos de nieve, yo hubiese preferido una ola de calor con incendio forestal incluido”, afirma.Y, sobre cómo sobrelleva este momento, Guinzburg responde: “Una pregunta mucho más fácil de responder hoy, cuando me siento mejor y a punto de retomar las actividades. Si me la hubieses hecho hace un mes, habría contestado: `Mirame bien, y te vas a dar cuenta`”. Pasaron más de 60 días, desde que el médico sugirió reposo absoluto. “Cuando comencé a darme cuenta de que no me sentía bien, no quedó otra que parar un poco y consultar a los que saben” –dice-. Pero sabiendo de su hiperactividad, surge el interrogante: ¿Cómo se logra mantener a Guinzburg en casa? “Fueron dos meses de un Jorge muy casero, escribo bastante, adelanté la lectura de varios libros que tenía postergados y, por supuesto, me dediqué a ver mucha televisión”, confiesa. Un ámbito de protección donde sobra el afecto. “Mi familia y mis amigos son fundamentales. Ellos hacen que cualquier situación, por más difícil que sea, me resulte siempre mucho más fácil de superar.” Un círculo de contención del que el público no queda exento: “Cuando comencé a trabajar en los medios, suponía que la motivación era el poder expresarme y comunicarme. Con el tiempo, descubrí que, también, convivía la secreta esperanza de sentirme querido. En ese sentido, las cartas que hoy llegan al programa, los mensajes en mi correo electrónico fueron la mejor respuesta que pude recibir. No existieron reclamos, sólo preocupación y los mejores deseos. Si buscaba pruebas de cariño, este tiempo me gratificó con creces.”Sobre la posibilidad de tener una vía más en la comunicación directa con ese afecto, se dispara una pregunta: ¿Qué quisiera que la gente lea a través de esta nota? Jorge Guinzburg responde así: “Simplemente quisiera expresarles mi agradecimiento y decirles que, si bien la ciencia hizo todo lo que pudo, ya estoy bastante bien y en condiciones de seguir fastidiándolos como siempre”.http://www.caras.uol.com.ar/edicion_1343/nota_01.htm
David Nalbandian aclara su situación
Detrás del vallado que delimita la pista de rally, Victoria Bosch (27) sigue con atención a un automóvil que cruza el trazado a toda velocidad. La tierra y el viento dificultan la visión y, por momentos, el calor agobia. Sin embargo, ella persiste en su tarea de fotografiar cada una de las maniobras extremas de su novio, David Nalbandián (25) -esta vez, en su papel de piloto-. Cordobés y amante del automovilismo, el tenista viajó con su equipo “Tango Rally Team” y su socio, Marcos Ligato, para participar de la primera fecha del Máster argentino, en la ciudad de Andalgalá, a 260 kilómetros de la capital de Catamarca. David llegó el sábado 29, al mediodía, con su pareja en un avión privado, desde Córdoba. Había sido una semana difícil para él, luego que, en su edición anterior, CARAS diera a conocer su encuentro con la modelo Victoria Vanucci (22). Su mujer, que trabaja con él como recepcionista desde hace dos años en las oficinas de “Tango”, en Córdoba, se ausentó dos días del trabajo y vivió horas de angustia. Nada mejor que un fin de semana romántico en la exótica geografía catamarqueña, para dejar atrás el sabor amargo de una sorpresa indeseada. Fue con ese espíritu que David y su novia desde hace nueve añosabordaron el vuelo que los llevaría a descubrir una provincia encantadora. En el viaje, ambos quedaron deslumbrados con el paisaje de montaña, que fusiona una aridez extrema con grandes plantaciones de olivo, uno de los principales cultivos de la región, junto con el membrillo. Al llegar a Andalgalá —capital nacional de la minería—, la pareja fue recibida por el intendente José Perea, antes de hospedarse en el hotel Aquasol. Durante el fin de semana, alternaron las tardes en la pista, al pie de un cerro con visitas guiadas. Fue así como conocieron una casona colonial y luego disfrutaron de un menú regional en la bodega-boutique “Casa de Santa Rosa”, con más de 100 años de antiguedad. Allí comieron cabrito con ensaladas y empanadas regionales, y se llevaron de obsequio un ejemplar de rodocrosita, una piedra rosácea típica del lugar. Distendidos, el tenista y su novia vivieron momentos de intimidad y descanso y hasta se animaron a correr juntos un prime. Fueron su pareja y la supuesta relación con Vanucci, las protagonistas del diálogo que mantuvo con CARAS.—Ahora que corrieron por primera vez juntos, ¿cree que su novia podría ser una buena navegante?—Se portó muy bien, pero ser navegante es muy difícil. Yo la elijo como mujer, como novia y compañera de vida. Para los deportes, es un cero a la izquierda.—Está con ella desde hace nueve años, “casamiento” e “hijos” deben ser palabras frecuentes en sus conversaciones...—Todavía no, aunque es un tema del que hablamos mucho. —¿Cómo reaccionó ella al ver las fotografías que lo involucran con Victoria Vanucci?—La afectó mucho. Como a mi familia y a la de ella. Pero creo que está claro cómo fue, y que ninguno de los dos tenemos nada que ver.—¿Y cómo fue?—Yo estaba con unos amigos y ella llegó más tarde con unas amigas. Nos encontramos y tomamos algo. Nos fuimos y salimos juntos del lugar. Después se dijo de todo.—¿Pero ya se conocían con Vanucci?—La conocí en diciembre, cuando hicimos una nota en Villa Carlos Paz jugando al tenis. Después la vi una o dos veces más, también en un rally, en La Cumbre.—¿Qué vínculo los une entonces?—Somos sólo amigos. Con ella hay muy buena onda, y está todo bien, pero yo tengo mi relación formada hace años, y creo que hasta hace poco ella se estaba por casar.—¿Y cómo está la relación con su novia?—Bien, trabajamos juntos, viaja conmigo y estamos pensando en un futuro formar una familia. Con mi novia hay una relación de primera, y cada vez nos llevamos mejor.—¿Es la mujer de su vida?—Indudablemente.—¿Y la única?—La única.http://www.caras.uol.com.ar/edicion_1343/nota_02.htm
Marcos Gómez, El Payaso Malaonda, con su familia
Cuando Marcos “Bicho” Gómez (43), popularmente conocido como el “Payaso Malaonda”, dice que su hijo se llamará Homero, es fácil creer que la idea del nombre haya tenido origen en el protagonista de la mítica serie animada “Los Simpson”. Sin embargo, basta una simple aclaración al respecto para descubrir que no es así. “El bebé se llamará de esa manera, no por Los Simpson, como se imaginan, sino por Homero Manzi, el tanguero y poeta argentino. Es que me gusta mucho el tango -explica el humorista-, revelando una de sus pasiones ocultas. Y de inmediato amplía: “Además, si hubiese pensado el nombre a partir de un personaje de una serie o dibujo animado sería el Homero de `Los Locos Adams´, un personaje genial”. Y aunque su fanatismo por la serie de “una familia muy normal” —con chasquido de dedos incluido— apenas se proyecte en su parecido físico al personaje del calvo tío Lucas, el bufón de “Mañanas informales” confiesa que su mayor locura es la que tiene por su mujer, María Laura Zerillo (31) —embarazada de siete meses y con fecha para la primera semana de diciembre— y por la hija que tuvo con su primera pareja, Rocío (10). “Somos una familia muy unida. Ellas me apoyan y acompañan en todo momento, algo que es imprescindible en mi profesión”, confiesa el actor, que además de lucirse en las mañanas de la la pantalla de Canal 13, también lo hace sobre los escenarios en “Planeta show”, obra producida por Jorge Guinzburg, a quien el humorista considera su maestro. “Personalmente, tengo una excelente relación con Jorge, de una amistad profunda. Hace cuatro años que hago teatro de revista con él. Soy como su hijo adoptivo” –dice-. Fue justamente en la primera revista del productor que Gómez conoció a su actual mujer. “Nos conocimos en 2004, trabajando en la obra teatral`Terminator`. Ella es bailarina, de modo que compartimos la vida y el escenario”, revela “el Bicho”, con profundo amdmiración.El cómico confiesa que su buen humor en la pantalla es una simple proyección de su vida diaria, pues no logra concebir su existencia sin alegría. Sin embargo, cuando su hija le pide que le enseñe acrobacias y malabares, “Malaonda” hace honor a su sobrenombre: “Debo confesar que no tengo alma de maestro. Prefiero que tengan libertad y, antes que nada, que sean felices”. Mientras imagina el nacimiento de su hijo para la primera semana de diciembre, uno de los payasos más famosos de la actualidad concluye con humor: “Mi hijo será fruto de nuestro amor. Lo único que espero es que no salga a mí, y eso es algo por lo que rezo, porque entre el nombre “Homero” y mi cara, tendría que convivir con un eterno castigo”.http://www.caras.uol.com.ar/edicion_1343/nota_03.htm
Margarita Wais presenta a su hija
El 22 de enero de 2007 todo cambió para Margarita Wais (36). Las coordenadas de su vida modificaron su norte, la felicidad se volvió rutina y el disfrute, una constante. En la intimidad de su deslumbrante casa de Nordelta, recordar el día en que nació Violeta, su primera hija, sin emocionarse, resulta una tarea ardua para ella. “Mi beba nació a las 13:40, pesó 3,600 kg, y llegó al mundo por parto natural. La maternidad fue por mucho tiempo un deseo postergado. Como deportista y periodista siempre viajé por el mundo, pero no me había enamorado nunca y, por consiguiente, no anhelaba formar una familia. Violeta transformó mi casa en un paraiso”, relata la ex campeona argentina y sudamericana de squash, y conductora, desde hace nueve años, del noticiero “Fox Sports Noticias”, una pionera entre las mujeres periodistas especializadas en deportes.Confiesa que en Mariano (42), su esposo desde hace siete años, encontró al compañero ideal para formar una familia. Junto a él concibió y decoró la casa de estética minimalista y arquitectura de vanguardia, en la que conviven. “El ya tiene dos hijos varones, de 15 y 17 años, y está canchero para cambiar pañales, mucho más que yo. Es un padre ejemplar y eso fue algo que me enamoró. Con Violeta cumplió el sueño de tener la nena”, afirma Margarita.— ¿Le cuesta dejar de ser el centro de atención?—Hay que reconocer que a las mujeres nos gusta serlo. En mi caso fue bueno desistir de ser el centro. Nunca fui una mujer de hogar, pero descubrí que ser mamá me encanta, porque marca un antes y un después. A mí me liberó y me infundió fortaleza. Hoy tengo menos temores y soy más arriesgada. Es como si la vida hubiera avanzado de golpe. Siempre fui de correr mucho. La mirada de Violeta me relaja y me hace bien. Cuando estoy con ella el tiempo se detiene, y eso es algo maravilloso.—¿Cómo fue creciendo la relación con su hija?—El primer mes siempre es complicado porque tenés que estar muy pendiente y la rutina es más bien productiva y esquemática. Pero luego, se empieza a reír, a comer y se establece un diálogo. Voy armando un código con miradas picarescas o dulces, y también a través de los silencios. Hay canciones que le canto desde que estuvo en la panza, como “La luna bajó en camisón”, de María Elena Walsh, una canción que me cantaba mi mamá. Acostumbré a Violeta a mis horarios. Me gusta bañarla y hacerla dormir por las noches, aunque llegue tarde.—¿La experiencia de ser mamá es muy distinta a lo que imaginaba?—Al principio estuve angustiada y debí recuperarme físicamente, porque fue un cambio muy grande. Aprendés cada día. La que dice que no sufrió, miente. Creo que a veces a las mujeres nos da pudor reconocerlo. Pero, sinceramente, ya no recuerdo mi vida anterior. Deseaba una nena, y ser mamá es una vivencia que superó mis expectativas.—¿Qué tipo de madre fue apareciendo en usted?— Históricamente siempre fui muy autoexigente, y lo soy como mamá. Una sufre mucho siendo así, porque busca la constante evolución. Hoy trato de no ser tan obsesiva. Entiendo su llanto, me he vuelto tolerante y, simplemente, no me exijo tanto. Volví a trabajar a los cuatro meses del parto, y busco ser una mamá activa y moderna. Me cuido, porque quiero seguir siendo sexy. Entreno con un personal trainer, voy al centro de estética del Dr. Pisanú y cuido mi piel con Mabel Tamarit, mi dermatóloga. En fin, disfruto de mi hija, del amor de mi marido y de mi vida.— ¿Qué cosas ya no serán las mismas?El trabajo es importante, pero ahora tengo alguien en quien pensar, porque ante todo está primero mi hija. Hoy siento que no puedo enojarme por cualquier cosa. Siempre fui bastante seria. Violeta modificó esas características y me hizo un ser mucho más amable, me dio herramientas. Ahora puedo jugar. Ser mamá es una competencia diaria.http://www.caras.uol.com.ar/edicion_1343/nota_04.htm
Dice Florencia de la V
"Hoy me siento consagrada"
Según su entender atraviesa su mejor momento, tanto profesional como personal. Y siente que este año será inolvidable para ella. Y razones le sobran. Reconocida y amada por el público, Florencia de la V (30) brilla como participante de “Bailando por un sueño 2007”, certamen que ya ganó el año pasado, como jurado en “Patinando por un sueño”, y encabeza “El champán las pone mimosas” en el teatro Tabarís. Siempre rodeada por sus inseparables mascotas, “Cayetano” (un coqueto Maltés de 4 años), y “García” (un Pomerania de 3), la actriz vive sus días con glamour y distinción como una gran diva argentina. “Me siento consagrada por la gente. Paso un momento espléndido y el público me lo demuestra cuando me vota y aplaude de pie en el teatro y con muestras de cariño por la calle. Estoy viviendo algo increíble”, cuenta Florencia. —¿Vive como una diva?
—Bueno, Reina Reech me dice que soy la diva más joven. Pero no sé si el término que corresponde es “diva”. Quizás eso lo pueda afirmar la gente o los colegas que me valoran. Yo prefiero decir que me siento consagrada en plenitud total. Vivir todo esto es increíble y, por suerte, me puedo tomar unos momentos para detenerme y disfrutarlo. Siento que el amor del público es desbordante.
—Y ahora que está atravesando este gran momento, ¿aprovecha para darse algunos gustos?
—Sí, totalmente. Creo que es muy importante darse los gustos en vida y disfrutar de las cosas que hacemos así como de nuestro tiempo libre. Entre los gustos que me doy está el auto. Antes tenía un Mercedes-Benz, Clase A, y decidí hacerme un mimo y regalarme un MiniCooper. Es un auto divino para la mujer. Es chiquito, fácil de manejar y tiene una potencia que te morís. A los perritos les encanta andar en auto y si fuera por ellos hasta manejarían. Vienen conmigo a todas partes. Les abro la puerta, saltan para sentarse uno arriba del otro en el asiento del acompañante. Eso sí, no se puede bajar la ventanilla porque sacan la cabeza y se descontrolan.
—Dice que hoy el público le demuestra su cariño constantemente. En un futuro, ¿cómo le gustaría ser recordada?
—Desde que empecé en esto, trabajo día a día para consagrarme en el espectáculo argentino como una gran estrella, y, sin duda, quiero que la gente me recuerde así. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1342/nota_04.htm
Según su entender atraviesa su mejor momento, tanto profesional como personal. Y siente que este año será inolvidable para ella. Y razones le sobran. Reconocida y amada por el público, Florencia de la V (30) brilla como participante de “Bailando por un sueño 2007”, certamen que ya ganó el año pasado, como jurado en “Patinando por un sueño”, y encabeza “El champán las pone mimosas” en el teatro Tabarís. Siempre rodeada por sus inseparables mascotas, “Cayetano” (un coqueto Maltés de 4 años), y “García” (un Pomerania de 3), la actriz vive sus días con glamour y distinción como una gran diva argentina. “Me siento consagrada por la gente. Paso un momento espléndido y el público me lo demuestra cuando me vota y aplaude de pie en el teatro y con muestras de cariño por la calle. Estoy viviendo algo increíble”, cuenta Florencia. —¿Vive como una diva?
—Bueno, Reina Reech me dice que soy la diva más joven. Pero no sé si el término que corresponde es “diva”. Quizás eso lo pueda afirmar la gente o los colegas que me valoran. Yo prefiero decir que me siento consagrada en plenitud total. Vivir todo esto es increíble y, por suerte, me puedo tomar unos momentos para detenerme y disfrutarlo. Siento que el amor del público es desbordante.
—Y ahora que está atravesando este gran momento, ¿aprovecha para darse algunos gustos?
—Sí, totalmente. Creo que es muy importante darse los gustos en vida y disfrutar de las cosas que hacemos así como de nuestro tiempo libre. Entre los gustos que me doy está el auto. Antes tenía un Mercedes-Benz, Clase A, y decidí hacerme un mimo y regalarme un MiniCooper. Es un auto divino para la mujer. Es chiquito, fácil de manejar y tiene una potencia que te morís. A los perritos les encanta andar en auto y si fuera por ellos hasta manejarían. Vienen conmigo a todas partes. Les abro la puerta, saltan para sentarse uno arriba del otro en el asiento del acompañante. Eso sí, no se puede bajar la ventanilla porque sacan la cabeza y se descontrolan.
—Dice que hoy el público le demuestra su cariño constantemente. En un futuro, ¿cómo le gustaría ser recordada?
—Desde que empecé en esto, trabajo día a día para consagrarme en el espectáculo argentino como una gran estrella, y, sin duda, quiero que la gente me recuerde así. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1342/nota_04.htm
Susana Gimenez, en Mar del Plata
"Durante el verano descanso, y eso no lo negocio con nadie"
Y una vez más, su figura brilló sobre un escenario de Mar del Plata. Aunque, en esta ocasión, no hubo plumas ni purpurina. En el salón Vélez Sársfield, del Sheraton Hotel & Resort, Susana Giménez fue distinguida el sábado 22 por el intendente marplatense, Daniel Katz, como “visitante ilustre de la ciudad”, durante la ceremonia de entrega de los premios Martín Fierro del Interior. Enfundada en un vestido negro, con transparencias, de Donna Karan, la diva cruzó radiante la alfombra. Los conductores de la ceremonia, Boy Olmi y Teté Coustarot —gran amiga de Susana—, la invitaron al escenario, donde recibió el reconocimiento de los marplatenses. “Amo Mar del Plata. Mis abuelos vivieron aquí y durante muchos años también vine a visitar a mi madre, y me enamoré de esta ciudad”, confesó. Sin embargo, en estos últimos días ese recuerdo lejano pareció tomar forma nuevamente, luego que Nito Artaza le ofreciera 10 millones de pesos para volver al teatro. Una suma tentadora, que tejió los rumores de su regreso a las tablas. “Le agradecí a Nito su oferta, pero tengo mucho trabajo. Durante el verano descanso, y eso no lo negocio con nadie. Si vuelvo, sería con una comedia o un drama, que es algo que nunca hice, no con una revista”, sentenció la diva, que llegó el mismo sábado, a las 18:00, en un vuelo privado. Antes de ser distinguida, Susana recibió en exclusiva a CARAS, en la suite Presidencial del piso 10, del Sheraton Hotel & Resort Mar del Plata, de 240 metros cuadrados y vista a un exclusivo campo de golf y al puerto de la ciudad. En el amplio living, la diva se relajó para disfrutar de una copa de vino tinto Montchenot cosecha 1996 —su favorito—, que acompañó con jamón de Parma y una ensalada Capresse. Radiante, Susana ensayó alguna notas en un reluciente piano de cola negro Wülitzer, de origen estadounidense. Después concentró su mirada sobre unos cuadros con imágenes de la Belle Époque, en Mar del Plata, de principio del siglo XX. “Es un honor ser distinguida aquí. La última vez que vine fue para festejar el cumpleaños de Mirtha Legrand, el verano pasado. Sin embargo, cada vez que piso esta ciudad me despierta recuerdos maravillosos”, confesó. Minutos después de las 12, salió por la puerta trasera de la suite y bajó directamente al lobby, para hacer su bajada triunfal por la escalinata que conduce al salón principal del Sheraton. La organización contó con producción integral de Alvarez Quenink y producción artística de Daniel Mañas —que luego de 15 años regresó desde Los Angeles, donde participó de la producción de los premios Oscar y Golden Globes—. Entre otras celebrities estuvieron Guillermo Andino con su mujer, Carolina Prat, Luisa Kuliok, Raúl Lavié y su mujer, Laura, Esther Goris, Darío Lopilato y Nicolás Scarpino.Luego de recibir su distinción, la estrella del espectáculo disfrutó de la interpretación de Lavié de “Honrar la vida”, en su homenaje. A su lado estaban Daniel Katz y el secretario de Turismo de la provincia de Buenos Aires, Miguel Angel Cuberos. Ante el acoso de la prensa y de sus admiradores, la diva aplaudió a su amigo y luego se refugió en su habitación. El regreso a Buenos Aires estaba previsto para esa misma noche, aunque, debido a las malas condiciones climáticas, tuvo que postergar el viaje de regreso para el domingo al mediodía. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1342/nota_02.htm
Y una vez más, su figura brilló sobre un escenario de Mar del Plata. Aunque, en esta ocasión, no hubo plumas ni purpurina. En el salón Vélez Sársfield, del Sheraton Hotel & Resort, Susana Giménez fue distinguida el sábado 22 por el intendente marplatense, Daniel Katz, como “visitante ilustre de la ciudad”, durante la ceremonia de entrega de los premios Martín Fierro del Interior. Enfundada en un vestido negro, con transparencias, de Donna Karan, la diva cruzó radiante la alfombra. Los conductores de la ceremonia, Boy Olmi y Teté Coustarot —gran amiga de Susana—, la invitaron al escenario, donde recibió el reconocimiento de los marplatenses. “Amo Mar del Plata. Mis abuelos vivieron aquí y durante muchos años también vine a visitar a mi madre, y me enamoré de esta ciudad”, confesó. Sin embargo, en estos últimos días ese recuerdo lejano pareció tomar forma nuevamente, luego que Nito Artaza le ofreciera 10 millones de pesos para volver al teatro. Una suma tentadora, que tejió los rumores de su regreso a las tablas. “Le agradecí a Nito su oferta, pero tengo mucho trabajo. Durante el verano descanso, y eso no lo negocio con nadie. Si vuelvo, sería con una comedia o un drama, que es algo que nunca hice, no con una revista”, sentenció la diva, que llegó el mismo sábado, a las 18:00, en un vuelo privado. Antes de ser distinguida, Susana recibió en exclusiva a CARAS, en la suite Presidencial del piso 10, del Sheraton Hotel & Resort Mar del Plata, de 240 metros cuadrados y vista a un exclusivo campo de golf y al puerto de la ciudad. En el amplio living, la diva se relajó para disfrutar de una copa de vino tinto Montchenot cosecha 1996 —su favorito—, que acompañó con jamón de Parma y una ensalada Capresse. Radiante, Susana ensayó alguna notas en un reluciente piano de cola negro Wülitzer, de origen estadounidense. Después concentró su mirada sobre unos cuadros con imágenes de la Belle Époque, en Mar del Plata, de principio del siglo XX. “Es un honor ser distinguida aquí. La última vez que vine fue para festejar el cumpleaños de Mirtha Legrand, el verano pasado. Sin embargo, cada vez que piso esta ciudad me despierta recuerdos maravillosos”, confesó. Minutos después de las 12, salió por la puerta trasera de la suite y bajó directamente al lobby, para hacer su bajada triunfal por la escalinata que conduce al salón principal del Sheraton. La organización contó con producción integral de Alvarez Quenink y producción artística de Daniel Mañas —que luego de 15 años regresó desde Los Angeles, donde participó de la producción de los premios Oscar y Golden Globes—. Entre otras celebrities estuvieron Guillermo Andino con su mujer, Carolina Prat, Luisa Kuliok, Raúl Lavié y su mujer, Laura, Esther Goris, Darío Lopilato y Nicolás Scarpino.Luego de recibir su distinción, la estrella del espectáculo disfrutó de la interpretación de Lavié de “Honrar la vida”, en su homenaje. A su lado estaban Daniel Katz y el secretario de Turismo de la provincia de Buenos Aires, Miguel Angel Cuberos. Ante el acoso de la prensa y de sus admiradores, la diva aplaudió a su amigo y luego se refugió en su habitación. El regreso a Buenos Aires estaba previsto para esa misma noche, aunque, debido a las malas condiciones climáticas, tuvo que postergar el viaje de regreso para el domingo al mediodía. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1342/nota_02.htm
Valeria Mazza cuenta como vive la espera de su cuarto hijo
"Con cada embarazo vuelvo a cumplir el sueño de mi vida"
Llevaba algo de té caliente cuando entró en el living. Había nevado la tarde entera. Pasó su mano por la ventana, echó una mirada por sobre la montaña y las estrellas le auguraron un buen amanecer. Se sentó sobre la piel junto a la chimenea, hizo con su pelo una cola y lo esperó. No hubiese habido modo más digno para su estilo que el cinematográfico, ni escena más calibrada para lograrlo. “Los chicos duermen”, le avisó mientras bajaba la escalera triunfante por la misión cumplida. Entonces se lo dijo: “Estoy embarazada”. Valeria Mazza (35) y Alejandro Gravier (44) brindaron con abrazos la concreción de aquello que habían idealizado hace más de nueve años, días antes de su boda: tener cuatro herederos. Hacía pocos días que julio había comenzado. La plena temporada invernal de Bariloche distraía a los Gravier del verano europeo. Un ritual inmutable. “Ante las primeras sospechas, me aparté del grupo y compré un test de embarazo sin dar aviso a nadie -relata Valeria-. Lo confirmé ese mismo día, y fue así como busqué el momento oportuno. `Ale` y yo decidimos guardarnos el secreto para no generar ansiedad en los chicos hasta no estar seguros de los resultados clínicos. Volvimos a Buenos Aires, consulté a mi médico y los análisis ratificaron la novedad. Ibamos a ser padres por cuarta vez. Y como desde chica la maternidad fue mi deseo más anhelado, con cada embarazo vuelvo a cumplir ese sueño.”No hay secreto con la fuerza suficiente capaz de reprimir tanta felicidad. Entonces, mamá y papá sintieron la necesidad de convocar a una reunión familiar en el sofá. Balthazar (8), Tiziano (5) y Benicio (2) miraban con atención, en actitud de espera y mucha picardía. “Les dije, chicos, tenemos una gran sorpresa para darles. ¡Estás embarazada!, dijeron casi a coro. Nos abrazamos los cinco y les advertimos: Todavía no lo cuenten, debemos guardar el secreto un poco más. Pero no aguantaron y a la semana se lo habían contado a todo el colegio. Cuando se empezó a propagar la noticia, consideramos que la familia debía saberlo, y lo anunciamos.” Tres varones consecutivos, típicamente disparan la fantasía de que la nena viene en camino. “Aunque en casa la opinión o el deseo está repartido, sería genial tener una hija -asegura Valeria antes de prevenir-, aunque llegado el caso deberemos rever algunas cuestiones, porque en casa hay mucho hombre, mucha actividad deportiva, todo es muy físico, casi salvaje. Y sería interesante debutar como mamá de una hija. Y más allá del sexo que tenga, la finalidad de este embarazo no fue ir en busca de la nena, como muchos creen, sólo se trata del cuarto hijo, tal y cual lo habíamos deseado.” Y con respecto al nombre, en el supuesto caso que sea una beba, dice: “Jamás le pondría Valeria, porque estaría condenada a la comparación eterna con su madre, lo cual sería para ella una carga insoportable”. Tal vez, los tiempos que corren no sean propicios para la mayoría de los argentinos. Pero en su caso, con el ritmo de vida entre agendas y aeropuertos, el hecho de tener un cuarto hijo podría compararse como un acto kamikaze. “Acto de amor extremo, lo llamaría -comenta Mazza-. Pero reconozco que algo de valentía se debe tener. No es fácil llevar a cuestas una familia numerosa con tanta actividad. Los hijos requieren y merecen tiempo de calidad, paciencia y estricta organización.” Modelo de madre. “Soy una mamá demasiado presente, cariñosa, que sobrevalora principalmente el diálogo. Porque escuchando a nuestros hijos se llega a comprender lo que realmente necesitan –asegura-, pero que, a la vez, sabe poner límites precisos, porque eso también es un acto de amor. Soy severa, porque considero que los valores más importantes se aprenden sólo en casa.” Un ejemplo cotidiano: “Tenemos horarios fijos y debemos respetarlos. Despertamos todos a la misma hora y, pase lo que pase, el desayuno es sagrado y se toma en familia.Cruzar la barrera del segundo mes implica problemas simples, pero en su caso, posibles grandes complicaciones.“Ya comencé a sentirme mal. Tengo mareos momentáneos, algo de náuseas y, por sobre todo, mucho cansancio -confiesa “Vale”-. Y ni hablar de la panza que ya comienza a complicar cualquier vestuario –bromea-. Por todo eso, es que a partir del cuarto mes, me recluyo, descanso y me dedico a cuidar el embarazo.” Es entonces cuando cobra protagonismo la actitud de un marido solidario. “Sin duda `Ale` está feliz, pero, por experiencia, bien sabe que debe tener paciencia, porque el período es largo y, con los años, los embarazos cada vez se complican más. Convengamos que no es fácil, pero él sabe contener como buen marido”, desliza. La función de marido ha quedado clara. Pero ¿qué debe hacer Gravier en su función de manager? “La sorpresa del embarazo amerita una reorganización del Schedule para el resto del año –explica-. Debemos cumplir con los compromisos ya pautados lo más pronto posible, antes de que la panza lo impida. A fin de mes tengo que completar una campaña para una marca de tiendas internacionales con Miguel Bosé, y estar presentes en la final del mundial de rugby en el partido Argentina-Irlanda. Luego volveremos a Sudamérica por algunos trabajos en Chile.” Y lo disfruta. “Hacer una valija para mí es como ir al supermercado, nada me divierte más. Abro el placard y clasifico. Cada prenda tiene su propia maleta.” El desafío de la imagen. Valeria superó con creces la preocupación de la mirada mundial sobre su belleza. Pero ¿qué ocurre en la intimidad cuando el cuerpo se transforma? “Estoy consciente de que no soy ni pretendo ser una chica de 20 años. Me adecuo a mi realidad actual, y no llego a la obsesión. Me cuido al comer más por salud que por estética, y realizo actividades físicas que trato de mantener durante el embarazo hasta donde pueda: partidos de tenis, y dos clases semanales de yoga Ashtanga. Tan sólo eso, nada de tratamientos ni cuestiones demasiado sofisticadas.”No hay monarquía que no abra sus puertas al verla llegar, ni mar en el mundo que no haya navegado, ni gala en el globo que no la reciba con honores. Sin embargo, Valeria, coincidente con su marido, a diario anota en la agenda de su vida una prioridad totalmente singular: “Lo primero es la familia”. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1342/nota_03.htm
Llevaba algo de té caliente cuando entró en el living. Había nevado la tarde entera. Pasó su mano por la ventana, echó una mirada por sobre la montaña y las estrellas le auguraron un buen amanecer. Se sentó sobre la piel junto a la chimenea, hizo con su pelo una cola y lo esperó. No hubiese habido modo más digno para su estilo que el cinematográfico, ni escena más calibrada para lograrlo. “Los chicos duermen”, le avisó mientras bajaba la escalera triunfante por la misión cumplida. Entonces se lo dijo: “Estoy embarazada”. Valeria Mazza (35) y Alejandro Gravier (44) brindaron con abrazos la concreción de aquello que habían idealizado hace más de nueve años, días antes de su boda: tener cuatro herederos. Hacía pocos días que julio había comenzado. La plena temporada invernal de Bariloche distraía a los Gravier del verano europeo. Un ritual inmutable. “Ante las primeras sospechas, me aparté del grupo y compré un test de embarazo sin dar aviso a nadie -relata Valeria-. Lo confirmé ese mismo día, y fue así como busqué el momento oportuno. `Ale` y yo decidimos guardarnos el secreto para no generar ansiedad en los chicos hasta no estar seguros de los resultados clínicos. Volvimos a Buenos Aires, consulté a mi médico y los análisis ratificaron la novedad. Ibamos a ser padres por cuarta vez. Y como desde chica la maternidad fue mi deseo más anhelado, con cada embarazo vuelvo a cumplir ese sueño.”No hay secreto con la fuerza suficiente capaz de reprimir tanta felicidad. Entonces, mamá y papá sintieron la necesidad de convocar a una reunión familiar en el sofá. Balthazar (8), Tiziano (5) y Benicio (2) miraban con atención, en actitud de espera y mucha picardía. “Les dije, chicos, tenemos una gran sorpresa para darles. ¡Estás embarazada!, dijeron casi a coro. Nos abrazamos los cinco y les advertimos: Todavía no lo cuenten, debemos guardar el secreto un poco más. Pero no aguantaron y a la semana se lo habían contado a todo el colegio. Cuando se empezó a propagar la noticia, consideramos que la familia debía saberlo, y lo anunciamos.” Tres varones consecutivos, típicamente disparan la fantasía de que la nena viene en camino. “Aunque en casa la opinión o el deseo está repartido, sería genial tener una hija -asegura Valeria antes de prevenir-, aunque llegado el caso deberemos rever algunas cuestiones, porque en casa hay mucho hombre, mucha actividad deportiva, todo es muy físico, casi salvaje. Y sería interesante debutar como mamá de una hija. Y más allá del sexo que tenga, la finalidad de este embarazo no fue ir en busca de la nena, como muchos creen, sólo se trata del cuarto hijo, tal y cual lo habíamos deseado.” Y con respecto al nombre, en el supuesto caso que sea una beba, dice: “Jamás le pondría Valeria, porque estaría condenada a la comparación eterna con su madre, lo cual sería para ella una carga insoportable”. Tal vez, los tiempos que corren no sean propicios para la mayoría de los argentinos. Pero en su caso, con el ritmo de vida entre agendas y aeropuertos, el hecho de tener un cuarto hijo podría compararse como un acto kamikaze. “Acto de amor extremo, lo llamaría -comenta Mazza-. Pero reconozco que algo de valentía se debe tener. No es fácil llevar a cuestas una familia numerosa con tanta actividad. Los hijos requieren y merecen tiempo de calidad, paciencia y estricta organización.” Modelo de madre. “Soy una mamá demasiado presente, cariñosa, que sobrevalora principalmente el diálogo. Porque escuchando a nuestros hijos se llega a comprender lo que realmente necesitan –asegura-, pero que, a la vez, sabe poner límites precisos, porque eso también es un acto de amor. Soy severa, porque considero que los valores más importantes se aprenden sólo en casa.” Un ejemplo cotidiano: “Tenemos horarios fijos y debemos respetarlos. Despertamos todos a la misma hora y, pase lo que pase, el desayuno es sagrado y se toma en familia.Cruzar la barrera del segundo mes implica problemas simples, pero en su caso, posibles grandes complicaciones.“Ya comencé a sentirme mal. Tengo mareos momentáneos, algo de náuseas y, por sobre todo, mucho cansancio -confiesa “Vale”-. Y ni hablar de la panza que ya comienza a complicar cualquier vestuario –bromea-. Por todo eso, es que a partir del cuarto mes, me recluyo, descanso y me dedico a cuidar el embarazo.” Es entonces cuando cobra protagonismo la actitud de un marido solidario. “Sin duda `Ale` está feliz, pero, por experiencia, bien sabe que debe tener paciencia, porque el período es largo y, con los años, los embarazos cada vez se complican más. Convengamos que no es fácil, pero él sabe contener como buen marido”, desliza. La función de marido ha quedado clara. Pero ¿qué debe hacer Gravier en su función de manager? “La sorpresa del embarazo amerita una reorganización del Schedule para el resto del año –explica-. Debemos cumplir con los compromisos ya pautados lo más pronto posible, antes de que la panza lo impida. A fin de mes tengo que completar una campaña para una marca de tiendas internacionales con Miguel Bosé, y estar presentes en la final del mundial de rugby en el partido Argentina-Irlanda. Luego volveremos a Sudamérica por algunos trabajos en Chile.” Y lo disfruta. “Hacer una valija para mí es como ir al supermercado, nada me divierte más. Abro el placard y clasifico. Cada prenda tiene su propia maleta.” El desafío de la imagen. Valeria superó con creces la preocupación de la mirada mundial sobre su belleza. Pero ¿qué ocurre en la intimidad cuando el cuerpo se transforma? “Estoy consciente de que no soy ni pretendo ser una chica de 20 años. Me adecuo a mi realidad actual, y no llego a la obsesión. Me cuido al comer más por salud que por estética, y realizo actividades físicas que trato de mantener durante el embarazo hasta donde pueda: partidos de tenis, y dos clases semanales de yoga Ashtanga. Tan sólo eso, nada de tratamientos ni cuestiones demasiado sofisticadas.”No hay monarquía que no abra sus puertas al verla llegar, ni mar en el mundo que no haya navegado, ni gala en el globo que no la reciba con honores. Sin embargo, Valeria, coincidente con su marido, a diario anota en la agenda de su vida una prioridad totalmente singular: “Lo primero es la familia”. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1342/nota_03.htm
"David me parece un lindo chico"
La vedette Victoria Vanucci y Nalbandian, muy juntos
Miércoles 19 de septiembre. La noche fue cómplice de su juego. Sólo unas pocas estrellas fueron mudos testigos del sorpresivo, casi misterioso, encuentro. Jueves 20. Diferente escenario. Distinto cielo. El mismo encuentro. La oscuridad fue la aliada perfecta para que ambos pasaran desapercibidos. Sus cuerpos trabajados, torneados, musculosos, delataron las horas de entrenamiento que cada uno dedica. Ella, Victoria Vanucci (22) concentró todas las miradas. El, David Nalbandian (25), tampoco se quedó atrás. Cuando el reloj marcaba la medianoche, como todo un caballero, con su brazo en la cintura, acompañó su entrada al Bar Ünico, en San Isidro. Sigilosos, pero relajados, como en un travieso juego de niños, buscaron un sitio tranquilo, alejados del bullicio de tantas parejas de enamorados, que anticipaban la llegada de la primavera. Se murmuraron frases al oído. Bebieron, brindaron y se prodigaron mimos y apasionados besos. También hubo risas y carcajadas. Como si se encontraran solos. Así, permanecieron hasta pasadas las dos de la madrugada. Recién entonces abandonaron el lugar. Ella, lo hizo como había llegado, en su camioneta, rumbo a su casa en Castelar. El, a pesar de la hora, prefirió caminar hasta hallar un taxi que lo llevó hasta su departamento, situado en el barrio de Villa Urquiza. La siguiente noche, apenas Victoria terminó su función en el teatro, partió en su camioneta rumbo a ese barrio. Los une la pasión por el tenis. Ella llegó a ser la segunda mejor tenista del ranking amateur nacional hasta que una lesión la dejó fuera de los courts, y decidió incorporarse al mundo de la revista y la actuación. El, a puro talento y esfuerzo, logró convertirse en el tenista número uno de la Argentina y ocupar el octavo lugar en el mundo. La vida y las coincidencias hicieron que sus caminos se cruzaran. El 24 de diciembre de 2006, se conocieron en el Club Villa Carlos Paz y jugaron unos tantos, como parte de una exhibición. Victoria estaba cumpliendo con su trabajo en “El champán las pone mimosas” y David, gozando de unas minivacaciones en su provincia. Hubo buen “feeling”, risas y coincidencias. Pero cada uno continuó su camino. Hace sólo dos meses, la recientemente eliminada participante de “Patinando por un sueño”, anunciaba a CARAS su casamiento con el productor televisivo Alejandro Piccinini (25). La boda coronaría cuatro años de intenso amor y de una probada convivencia. “Va a ser con iglesia y como Dios manda. También, habrá una gran fiesta” anticipaba. Pero, sorpresivamente, cambió su ‘buena nueva’ por una fuerte confesión: “Me separé. Prefiero mantener el motivo a puertas cerradas. Con mi pareja veníamos mal, pero tratamos de mantenerlo resguardado, por respeto a nuestras familias. Estuvimos cuatro años juntos y teníamos todos los planes en marcha para nuestra boda”, confesó Victoria. Y aunque no deseaba ahondar en detalles, la difícil decisión la llevó a desnudar su intimidad. “Quisimos terminar la relación de una forma madura, para no sufrir. De todas formas, seguimos hablando, y está todo bien entre nosotros. Porque siempre tenemos la esperanza de solucionar el problema. Ya estuvimos separados un tiempo, pero no dio resultado”. Al principio la actriz y vedette buscó refugio en su trabajo para olvidar el dolor de la ruptura. “La pasé muy mal. Porque se dio justo en el momento en que estaba planificando mi boda. Un día una se imagina algo y, al siguiente, todo se desmorona. Fue como recibir un baldazo de agua helada. No sé las causas. Lo único que sé es que los dos trabajamos mucho, y eso hace que se pierdan cosas muy importantes en una pareja. Sufrí mucho y estuve deprimida porque compartimos cosas trascendentales”, argumentó. Por su lado, David, que mantiene desde hace años un noviazgo con su amiga de la adolescencia, la farmaceútica cordobesa Victoria Bosch (27), el viernes 21, se trasladó a su ciudad natal. Pero, dicen, que los llamados a los celulares no se cortaron. La comunicación se mantuvo a toda pasión. “Con David nos conocimos el último verano, en Carlos Paz. Allí nos juntamos para un partido exhibición y se dio una muy buena onda. Nos hicimos amigos y nos llevamos muy bien. Como nos conocemos, después, por casualidad, coincidimos en un par de lugares” confió Victoria. Y como quien ya superó los malos momentos, su sonrisa dejó adivinar algo más. “¡David es un lindo chico! Una persona excelente. Me parece un hombre muy interesante. ¿Qué más puedo agregar?”. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1342/nota_01.htm
Miércoles 19 de septiembre. La noche fue cómplice de su juego. Sólo unas pocas estrellas fueron mudos testigos del sorpresivo, casi misterioso, encuentro. Jueves 20. Diferente escenario. Distinto cielo. El mismo encuentro. La oscuridad fue la aliada perfecta para que ambos pasaran desapercibidos. Sus cuerpos trabajados, torneados, musculosos, delataron las horas de entrenamiento que cada uno dedica. Ella, Victoria Vanucci (22) concentró todas las miradas. El, David Nalbandian (25), tampoco se quedó atrás. Cuando el reloj marcaba la medianoche, como todo un caballero, con su brazo en la cintura, acompañó su entrada al Bar Ünico, en San Isidro. Sigilosos, pero relajados, como en un travieso juego de niños, buscaron un sitio tranquilo, alejados del bullicio de tantas parejas de enamorados, que anticipaban la llegada de la primavera. Se murmuraron frases al oído. Bebieron, brindaron y se prodigaron mimos y apasionados besos. También hubo risas y carcajadas. Como si se encontraran solos. Así, permanecieron hasta pasadas las dos de la madrugada. Recién entonces abandonaron el lugar. Ella, lo hizo como había llegado, en su camioneta, rumbo a su casa en Castelar. El, a pesar de la hora, prefirió caminar hasta hallar un taxi que lo llevó hasta su departamento, situado en el barrio de Villa Urquiza. La siguiente noche, apenas Victoria terminó su función en el teatro, partió en su camioneta rumbo a ese barrio. Los une la pasión por el tenis. Ella llegó a ser la segunda mejor tenista del ranking amateur nacional hasta que una lesión la dejó fuera de los courts, y decidió incorporarse al mundo de la revista y la actuación. El, a puro talento y esfuerzo, logró convertirse en el tenista número uno de la Argentina y ocupar el octavo lugar en el mundo. La vida y las coincidencias hicieron que sus caminos se cruzaran. El 24 de diciembre de 2006, se conocieron en el Club Villa Carlos Paz y jugaron unos tantos, como parte de una exhibición. Victoria estaba cumpliendo con su trabajo en “El champán las pone mimosas” y David, gozando de unas minivacaciones en su provincia. Hubo buen “feeling”, risas y coincidencias. Pero cada uno continuó su camino. Hace sólo dos meses, la recientemente eliminada participante de “Patinando por un sueño”, anunciaba a CARAS su casamiento con el productor televisivo Alejandro Piccinini (25). La boda coronaría cuatro años de intenso amor y de una probada convivencia. “Va a ser con iglesia y como Dios manda. También, habrá una gran fiesta” anticipaba. Pero, sorpresivamente, cambió su ‘buena nueva’ por una fuerte confesión: “Me separé. Prefiero mantener el motivo a puertas cerradas. Con mi pareja veníamos mal, pero tratamos de mantenerlo resguardado, por respeto a nuestras familias. Estuvimos cuatro años juntos y teníamos todos los planes en marcha para nuestra boda”, confesó Victoria. Y aunque no deseaba ahondar en detalles, la difícil decisión la llevó a desnudar su intimidad. “Quisimos terminar la relación de una forma madura, para no sufrir. De todas formas, seguimos hablando, y está todo bien entre nosotros. Porque siempre tenemos la esperanza de solucionar el problema. Ya estuvimos separados un tiempo, pero no dio resultado”. Al principio la actriz y vedette buscó refugio en su trabajo para olvidar el dolor de la ruptura. “La pasé muy mal. Porque se dio justo en el momento en que estaba planificando mi boda. Un día una se imagina algo y, al siguiente, todo se desmorona. Fue como recibir un baldazo de agua helada. No sé las causas. Lo único que sé es que los dos trabajamos mucho, y eso hace que se pierdan cosas muy importantes en una pareja. Sufrí mucho y estuve deprimida porque compartimos cosas trascendentales”, argumentó. Por su lado, David, que mantiene desde hace años un noviazgo con su amiga de la adolescencia, la farmaceútica cordobesa Victoria Bosch (27), el viernes 21, se trasladó a su ciudad natal. Pero, dicen, que los llamados a los celulares no se cortaron. La comunicación se mantuvo a toda pasión. “Con David nos conocimos el último verano, en Carlos Paz. Allí nos juntamos para un partido exhibición y se dio una muy buena onda. Nos hicimos amigos y nos llevamos muy bien. Como nos conocemos, después, por casualidad, coincidimos en un par de lugares” confió Victoria. Y como quien ya superó los malos momentos, su sonrisa dejó adivinar algo más. “¡David es un lindo chico! Una persona excelente. Me parece un hombre muy interesante. ¿Qué más puedo agregar?”. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1342/nota_01.htm
Simeone alienta el regreso de su mujer, Carolina Baldini, al modelaje
"Nunca es tarde para retomar un sueño"
Simeone alienta el regreso de su mujer, Carolina Baldini, al modelaje
A una sola voz, insisten: “Nunca es tarde. Siempre se está a tiempo de retomar un sueño postergado”. Y lo repiten más de un vez durante la entrevista, como si recitaran la moraleja de un relato que cierra un capítulo para comenzar otro nuevo. En este caso, se trata de la historia de Diego “Cholo” Simeone (37) —ex futbolista y actual director técnico de Estudiantes de La Plata— y su mujer, Carolina Baldini (32). Es ella quien toma la palabra y explica: “Hoy, después de haber acompañado a mi marido en su crecimiento profesional y de haber educado a mis hijos siento que es tiempo de volver a hacer lo que alguna vez debí dejar, pero que siempre me gustó: ser modelo”.Ella tenía 16 años cuando comenzó a prepararse para emprender su carrera en el mundo de la moda. Hizo un curso con Tini de Bucourt y hasta pasó por la agencia de Pancho Dotto. Hizo publicidades para Coca-Cola, Pepsi y La Serenísima. Sin embargo, tres años más tarde, conoció a Simeone y su sueño de ser modelo comenzó a desdibujarse lentamente. “Él jugaba en España y empecé a viajar a Europa para verlo. Y la verdad es que entre viaje y viaje me daba cuenta de que perdía el ritmo, así que sin querer le iba restando tiempo y espacio a mi carrera. Después, a los 21, me casé y a los dos meses quedé embarazada de nuestro primer hijo, con lo que terminé dejando el modelaje. Primero, nació Giovanni, después vino Gianluca y, finalmente, Giuliano, que hoy tienen 12, 9 y 5 años, respectivamente.”
—¿Le costó tomar la decisión de dejar su proyecto profesional?
CAROLINA BALDINI: —No hubo un momento en el que decidí dejar. Todo se fue dando de a poco. Aun así, era consciente de lo que pasaba mientras todo sucedía. Dedicarme a acompañar a mi marido y a mis hijos fue una elección.
DIEGO SIMEONE: —Juntos elegimos el estilo de vida que queríamos, y eso implicaba que ella me acompañaría en todo. Por eso dejó. También es verdad que cuando era más joven yo era muy celoso.
—¿Ahora no?
D.S.: —Hoy tengo la cabeza mucho más abierta que hace unos años.
—¿Entonces, usted le pidió a Carolina que dejara su carrera de modelo, en gran parte, por sus celos?
D.S.: —No, nunca se lo pedí. Fue una elección que ella hizo desde su madurez. Creo que entendió que el lugar que ocupaba en ese momento en mi vida era muy importante para mí. Así pudimos construir una familia impresionante como la que hoy tenemos. Y yo, apoyado en la estabilidad y el equilibrio emocional que ella me daba, seguí adelante con mi carrera de deportista. Es verdad que tenía las herramientas para llegar al lugar que llegué, pero es innegable que ella me facilitó las cosas. Su apoyo fue incondicional. No sé si hubiera hecho lo que hice sin su compañía.
—¿Le costó hacer la concesión de relegar su proyecto personal por su familia?
C.B.: —No, lo hice con mucha alegría.
D.S.: —Es que ella nunca lo tomó como algo definitivo.
C.B.: —Además, siempre continué ligada a la moda. Me hallaba al tanto de cada desfile que se hacía y, el hecho de estar viviendo en ciudades como Milán, me permitía estar cerca del mundo de la moda sin demasiado esfuerzo. Entonces, convencida de que mi alejamiento no era definitivo, pude encarar mi proyecto familiar con mucha alegría y tranquilidad. Y ahora siento que es tiempo de volver.
—Las modelos son cada vez más jóvenes, y usted ya no tiene 19 años. ¿No pensó que el paso del tiempo podría dejarla definitivamente fuera de mercado?
C.B.: —No. Porque siempre me mantuve ligada a la moda y cuidé mi figura. Creo que nunca es tarde para retomar lo que a una tanto le gusta.
D.S.: —Es que ella entendió que en la vida hay un momento para cada cosa. De eso se trata
.—¿Cuidó su cuerpo y su alimentación todos estos años para poder volver a trabajar como modelo? Se dice que usted y su marido son fanáticos del cuidado del cuerpo.
C.B.: —No. Para mí mi alimentación y mi rutina de entrenamiento son un estilo de vida. Pero no soy fanática. Con mi profe, Flavia Pittis, entreno tres veces por semana, una hora y media cada día. Hacemos pesas, trabajos aeróbicos, un poco de todo. Creo que la clave es la alimentación y la perseverancia. Pensá que no paro en todo el año, ni siquiera cuando voy de vacaciones. No fumo ni bebo alcohol, salvo en contadas excepciones. Como pollo, pescado y verduras. Pero me siento bien así. Para mí no significa un esfuerzo.
D.S.: —Lo que valoro de Carolina es su pasión por volver a lo que siempre estuvo dentro de ella. Uno, en su lugar, bien podría quedarse con lo que tiene. Total, después de todo, vive muy cómoda así como está. Sin embargo, es una mujer inquieta que necesita ser ella misma. Y creo que este es el momento ideal para que invierta su energía en explotar todo su potencial.
—¿Esta exposición pública que empieza a tener su mujer, no le provoca temor? ¿Está preparado para escuchar los comentarios que hagan sobre ella? Usted admitió ser muy celoso.
D.S.: —No, no me atemoriza. Tampoco puedo estar pendiente de lo que dice la gente. Con respecto a los celos, uno pasa por distintas etapas y no cela de la misma manera a los 20 que a los 40.
—¿Cuál es la diferencia?
D.S.: —Antes celaba más con el cuerpo y menos con la cabeza. Ahora es a la inversa. ¿Está claro?—No.
D.S.: —Quiero decir que cuando uno es más chico cela de una manera visceral. Pero con el tiempo, uno madura y pasa las emociones por el intelecto. Entonces, se deja llevar menos por los impulsos.
C.B.: —Y volviendo a lo anterior, me gustaría trasmitir el mensaje que siempre se puede. Toda mujer puede retomar lo que algún día debió dejar por su marido y sus hijos. Nunca es tarde para retomar el sueño que cada una abandonó en pos de su familia. En mi caso, los nenes ya están encaminados, mi marido tiene su carrera y yo me permito pensar en mí.
—¿De quién fue la idea que Carolina volviera a modelar?
D.S.: —Después de tantos años de estar juntos en una pareja hay cosas que se saben, no es necesario decir. Ella me comentó la idea y le dije: “Dale, dale para adelante. Yo te apoyo”. Aunque de moda no entiendo demasiado.
C.B.: —Y sí, en su momento tuve que aprender de fútbol y ahora a él le toca aprender de moda. ¡Sabés la cantidad de comidas en las que estuve sin entender ni una palabra de lo que se hablaba!
D.S.: —Ella aprendió mucho de fútbol, y yo aprenderé con ella de moda. Pero el código va a ser el mismo en ambos casos: aprender pero sin opinar.
—Usted está acostumbrado a tener a su mujer siempre en su casa, dedicada a la familia. ¿No tiene la fantasía que con este trabajo pueda descuidar a los suyos?
D.S.: —No, absolutamente no. Ella fue y será una madraza. Con respecto a mí, creo que la mujer es mucho más mujer, más atractiva, cuando logra desarrollarse en su plenitud. La vida de una pareja es larga y es bueno permitir que la relación evolucione, que los escenarios se renueven. Creo que esto va a alimentar a nuestra pareja. Nosotros no somos los mismos que cuando éramos chicos, así que no tenemos por qué seguir manteniendo una pareja como la de los 20 años. Los cambios son necesarios. Y además, como hombre, lo mínimo que puedo hacer por ella es acompañarla para que pueda ser ella misma. Sobre todo, después del apoyo que Carolina me dio en todos estos años.
—¿De qué manera la acompaña?
D.S.: —Haciéndole saber que siempre estoy con ella.
—¿Le permitiría hacer cualquier cosa, o le aclaró lo que no le gustaría que hiciera? ¿Le molestaría, por ejemplo, que hiciera un desnudo?
D.S.: —En toda pareja hay códigos que surgen a partir del conocimiento mutuo. Ella será quien decida qué hacer y qué no.
C.B.: —Los límites los voy poner yo.—A partir de las fotos que hicieron juntos, la referencia a la pareja de David Beckham y Victoria Adams es inmediata. Marido futbolista, mujer ligada a la moda, ambos atentos al cuidado de su cuerpo y su imagen personal. Son glamorosos, tienen dinero, hijos en común. ¿Se sienten los Beckham argentinos?
C.B. y D.S.: —Eso dicen, ¿no? Escuché a varios decir que somos los Beckham argentinos. Pero nosotros no lo creemos, no nos sentimos así.—¿Usted es una consumidora compulsiva de la moda como la mujer de Beckham?
C.B.: —La ropa me gusta mucho, pero no compro en forma compulsiva. Es más, hay cosas que podría comprar y no lo hago porque me parece que tienen un precio disparatado.
D.S.: —Es cierto. No gasta demasiado en ropa. A pesar que tampoco se lo reprocharía, porque me encanta verla linda.
—Ahora que su mujer va a empezar a ganar su propio dinero, ¿sueña con poder dejar el fútbol y vivir del trabajo de ella?
D.S.: —No, para nada. Mi sueño es seguir ligado al fútbol por mucho tiempo más.l fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1342/nota_00.htm
Simeone alienta el regreso de su mujer, Carolina Baldini, al modelaje
A una sola voz, insisten: “Nunca es tarde. Siempre se está a tiempo de retomar un sueño postergado”. Y lo repiten más de un vez durante la entrevista, como si recitaran la moraleja de un relato que cierra un capítulo para comenzar otro nuevo. En este caso, se trata de la historia de Diego “Cholo” Simeone (37) —ex futbolista y actual director técnico de Estudiantes de La Plata— y su mujer, Carolina Baldini (32). Es ella quien toma la palabra y explica: “Hoy, después de haber acompañado a mi marido en su crecimiento profesional y de haber educado a mis hijos siento que es tiempo de volver a hacer lo que alguna vez debí dejar, pero que siempre me gustó: ser modelo”.Ella tenía 16 años cuando comenzó a prepararse para emprender su carrera en el mundo de la moda. Hizo un curso con Tini de Bucourt y hasta pasó por la agencia de Pancho Dotto. Hizo publicidades para Coca-Cola, Pepsi y La Serenísima. Sin embargo, tres años más tarde, conoció a Simeone y su sueño de ser modelo comenzó a desdibujarse lentamente. “Él jugaba en España y empecé a viajar a Europa para verlo. Y la verdad es que entre viaje y viaje me daba cuenta de que perdía el ritmo, así que sin querer le iba restando tiempo y espacio a mi carrera. Después, a los 21, me casé y a los dos meses quedé embarazada de nuestro primer hijo, con lo que terminé dejando el modelaje. Primero, nació Giovanni, después vino Gianluca y, finalmente, Giuliano, que hoy tienen 12, 9 y 5 años, respectivamente.”
—¿Le costó tomar la decisión de dejar su proyecto profesional?
CAROLINA BALDINI: —No hubo un momento en el que decidí dejar. Todo se fue dando de a poco. Aun así, era consciente de lo que pasaba mientras todo sucedía. Dedicarme a acompañar a mi marido y a mis hijos fue una elección.
DIEGO SIMEONE: —Juntos elegimos el estilo de vida que queríamos, y eso implicaba que ella me acompañaría en todo. Por eso dejó. También es verdad que cuando era más joven yo era muy celoso.
—¿Ahora no?
D.S.: —Hoy tengo la cabeza mucho más abierta que hace unos años.
—¿Entonces, usted le pidió a Carolina que dejara su carrera de modelo, en gran parte, por sus celos?
D.S.: —No, nunca se lo pedí. Fue una elección que ella hizo desde su madurez. Creo que entendió que el lugar que ocupaba en ese momento en mi vida era muy importante para mí. Así pudimos construir una familia impresionante como la que hoy tenemos. Y yo, apoyado en la estabilidad y el equilibrio emocional que ella me daba, seguí adelante con mi carrera de deportista. Es verdad que tenía las herramientas para llegar al lugar que llegué, pero es innegable que ella me facilitó las cosas. Su apoyo fue incondicional. No sé si hubiera hecho lo que hice sin su compañía.
—¿Le costó hacer la concesión de relegar su proyecto personal por su familia?
C.B.: —No, lo hice con mucha alegría.
D.S.: —Es que ella nunca lo tomó como algo definitivo.
C.B.: —Además, siempre continué ligada a la moda. Me hallaba al tanto de cada desfile que se hacía y, el hecho de estar viviendo en ciudades como Milán, me permitía estar cerca del mundo de la moda sin demasiado esfuerzo. Entonces, convencida de que mi alejamiento no era definitivo, pude encarar mi proyecto familiar con mucha alegría y tranquilidad. Y ahora siento que es tiempo de volver.
—Las modelos son cada vez más jóvenes, y usted ya no tiene 19 años. ¿No pensó que el paso del tiempo podría dejarla definitivamente fuera de mercado?
C.B.: —No. Porque siempre me mantuve ligada a la moda y cuidé mi figura. Creo que nunca es tarde para retomar lo que a una tanto le gusta.
D.S.: —Es que ella entendió que en la vida hay un momento para cada cosa. De eso se trata
.—¿Cuidó su cuerpo y su alimentación todos estos años para poder volver a trabajar como modelo? Se dice que usted y su marido son fanáticos del cuidado del cuerpo.
C.B.: —No. Para mí mi alimentación y mi rutina de entrenamiento son un estilo de vida. Pero no soy fanática. Con mi profe, Flavia Pittis, entreno tres veces por semana, una hora y media cada día. Hacemos pesas, trabajos aeróbicos, un poco de todo. Creo que la clave es la alimentación y la perseverancia. Pensá que no paro en todo el año, ni siquiera cuando voy de vacaciones. No fumo ni bebo alcohol, salvo en contadas excepciones. Como pollo, pescado y verduras. Pero me siento bien así. Para mí no significa un esfuerzo.
D.S.: —Lo que valoro de Carolina es su pasión por volver a lo que siempre estuvo dentro de ella. Uno, en su lugar, bien podría quedarse con lo que tiene. Total, después de todo, vive muy cómoda así como está. Sin embargo, es una mujer inquieta que necesita ser ella misma. Y creo que este es el momento ideal para que invierta su energía en explotar todo su potencial.
—¿Esta exposición pública que empieza a tener su mujer, no le provoca temor? ¿Está preparado para escuchar los comentarios que hagan sobre ella? Usted admitió ser muy celoso.
D.S.: —No, no me atemoriza. Tampoco puedo estar pendiente de lo que dice la gente. Con respecto a los celos, uno pasa por distintas etapas y no cela de la misma manera a los 20 que a los 40.
—¿Cuál es la diferencia?
D.S.: —Antes celaba más con el cuerpo y menos con la cabeza. Ahora es a la inversa. ¿Está claro?—No.
D.S.: —Quiero decir que cuando uno es más chico cela de una manera visceral. Pero con el tiempo, uno madura y pasa las emociones por el intelecto. Entonces, se deja llevar menos por los impulsos.
C.B.: —Y volviendo a lo anterior, me gustaría trasmitir el mensaje que siempre se puede. Toda mujer puede retomar lo que algún día debió dejar por su marido y sus hijos. Nunca es tarde para retomar el sueño que cada una abandonó en pos de su familia. En mi caso, los nenes ya están encaminados, mi marido tiene su carrera y yo me permito pensar en mí.
—¿De quién fue la idea que Carolina volviera a modelar?
D.S.: —Después de tantos años de estar juntos en una pareja hay cosas que se saben, no es necesario decir. Ella me comentó la idea y le dije: “Dale, dale para adelante. Yo te apoyo”. Aunque de moda no entiendo demasiado.
C.B.: —Y sí, en su momento tuve que aprender de fútbol y ahora a él le toca aprender de moda. ¡Sabés la cantidad de comidas en las que estuve sin entender ni una palabra de lo que se hablaba!
D.S.: —Ella aprendió mucho de fútbol, y yo aprenderé con ella de moda. Pero el código va a ser el mismo en ambos casos: aprender pero sin opinar.
—Usted está acostumbrado a tener a su mujer siempre en su casa, dedicada a la familia. ¿No tiene la fantasía que con este trabajo pueda descuidar a los suyos?
D.S.: —No, absolutamente no. Ella fue y será una madraza. Con respecto a mí, creo que la mujer es mucho más mujer, más atractiva, cuando logra desarrollarse en su plenitud. La vida de una pareja es larga y es bueno permitir que la relación evolucione, que los escenarios se renueven. Creo que esto va a alimentar a nuestra pareja. Nosotros no somos los mismos que cuando éramos chicos, así que no tenemos por qué seguir manteniendo una pareja como la de los 20 años. Los cambios son necesarios. Y además, como hombre, lo mínimo que puedo hacer por ella es acompañarla para que pueda ser ella misma. Sobre todo, después del apoyo que Carolina me dio en todos estos años.
—¿De qué manera la acompaña?
D.S.: —Haciéndole saber que siempre estoy con ella.
—¿Le permitiría hacer cualquier cosa, o le aclaró lo que no le gustaría que hiciera? ¿Le molestaría, por ejemplo, que hiciera un desnudo?
D.S.: —En toda pareja hay códigos que surgen a partir del conocimiento mutuo. Ella será quien decida qué hacer y qué no.
C.B.: —Los límites los voy poner yo.—A partir de las fotos que hicieron juntos, la referencia a la pareja de David Beckham y Victoria Adams es inmediata. Marido futbolista, mujer ligada a la moda, ambos atentos al cuidado de su cuerpo y su imagen personal. Son glamorosos, tienen dinero, hijos en común. ¿Se sienten los Beckham argentinos?
C.B. y D.S.: —Eso dicen, ¿no? Escuché a varios decir que somos los Beckham argentinos. Pero nosotros no lo creemos, no nos sentimos así.—¿Usted es una consumidora compulsiva de la moda como la mujer de Beckham?
C.B.: —La ropa me gusta mucho, pero no compro en forma compulsiva. Es más, hay cosas que podría comprar y no lo hago porque me parece que tienen un precio disparatado.
D.S.: —Es cierto. No gasta demasiado en ropa. A pesar que tampoco se lo reprocharía, porque me encanta verla linda.
—Ahora que su mujer va a empezar a ganar su propio dinero, ¿sueña con poder dejar el fútbol y vivir del trabajo de ella?
D.S.: —No, para nada. Mi sueño es seguir ligado al fútbol por mucho tiempo más.l fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1342/nota_00.htm
Luisana Lopilato
"Aprendí a amar a la distancia a un hombre que vale la pena"
Luisana Lopilato cuenta su historia de amor de nueve meses con el tenista Juan Mónaco
Barajó dos décadas y volvió a dar. No hay más apuestas que la intimidad ni más paga que la popularidad. De un lado, la mira mediática, del otro, la aguda astucia de una chica que le ganó a su propia edad. Hizo más de lo que su vocación pedía. Oye los aplausos de tres continentes. Toma con liviandad que, desde su más tierna edad, su nombre esté lacrado a una especie de erotismo prematuro. Viró el objeto de su afecto, y de un saque, dejó out-side a los actores y ganó un tenista. Compró su primera casa, y hace de ella un refugio intermitente. Sabe que vivió de prisa, y lejos de lamentar lo que el tiempo le arrancó, no deja de correr. Hábil jugadora en el tablero de la exposición, Luisana Loreley Lopilato (20) convida al buen voyeur: “Sin habérmelo propuesto, hoy experimento un nuevo ciclo de mi vida”. Versos ha escuchado hasta el hastío, pero hay uno al que dice hacer oídos sordos: el de la fama. “En este ambiente se vive una irrealidad que hace olvidar lo que pasa en la calle. Mis amigas creen que no sé lo que es tomar un colectivo, pero al llegar a casa, la ‘Luisana estrellita’ desaparece como cuando el cuento se termina. Mi familia me conecta con la realidad y si llego con algún divismo, me ubican enseguida: ‘Acá las cosas las pedís de otra manera, chiquita’.” Un contexto cotidiano con los pies así en la tierra, como en el cielo. “La religión es muy importante en mi vida y cada vez que puedo acompaño a mi familia a la Iglesia evangélica. Rezo y tengo mis momentos de espiritualidad, pero sólo soy una actriz que va a la iglesia, ni más ni menos creyente que cualquiera.” Prefiere no explayarse. Considera que el tema ha sido manoseado sin medida hasta la subestimación. Tal vez sea mejor hablar del resultado y no del método. “Soy muy solidaria. Ayudo al Hogar Pimpinela y amadrino el hogar “María Jesús”, de Saladillo. Siento que puedo ayudar con muy poco para lograr una sonrisa, y eso me hace sentir completa. De ahí que deseo abrir mi propio hogar para niños carenciados. Todos los fines de semana, papá, Eduardo, mamá, Bety, Darío y yo, salimos a buscar terrenos que podamos adquirir con el apoyo de algunos sponsors. Pero cuesta, muchos se hacen a un lado cuando llega el momento de concretar.”Una familia altruista y valiente para poner el pecho a las cámaras. “Tener fotógrafos en la puerta de casa todo el día, me jode bastante. Papá suele salir a buscar el auto en pijamas, y mamá saca a los perros en camisón, y no le agrada que le saquen fotos.” Y concluye así el interrogante del porqué se autodefine: “una chica de familia.” La bitácora de su infancia cuenta que no había cumpleaños al que Luisana no llegase con no menos de tres mudas de vestuario. Cuando la luz roja de la cámara casera de Eduardo se encendía, la niña desfilaba exigiendo las miradas, que se multiplicaron por millones. Millones de testigos de cambios, tan naturales como sugerentes. “Viví apresurada y perdí muchas cosas, como las noches en casa de amigas, las salidas a bailar y el viaje de egresados al que fui sólo tres días. Pero no me arrepiento, porque para crecer hay que hacer elecciones -desliza-. Aun así, hoy tomo la vida con más calma, me rodeo sólo de gente buena y controlada, y me hago tiempo para dedicarle a mis afectos. Quiero empezar a vivir la vida de una chica de 20 años, no quisiera no tener nada que contarle a mis hijos sobre la experiencia de esta edad.”
—¿Qué tanto sabe de provocación una chica de 20?
—Todas sabemos cómo seducir o jugar con la sexualidad cuando queremos provocar. A los medios les doy lo que piden, porque así son las reglas. En mi vida personal no me divierte hacerme la sexy, todo lo contrario, a propósito me comporto al revés. Cuando necesito o quiero seducir a alguien, uso lo mismo que me excita de un hombre: el humor.
—Esas reglas mediáticas de las que habla pueden confundir a más de uno…
—Siempre cae alguna propuesta rara. Me ofrecieron posar completamente desnuda para una revista, y por muchísimo dinero. Después, de “las otras” hay miles y todos los días. Son tipos que tienen que ver con los medios, y como no están tan expuestos se tiran el lance, me llaman y bueno…, se desubican. Una manifestación más del vértigo en la vida de Luisana ha sido la reciente compra de su segunda propiedad, la primera fue un terreno. Se trata de un departamento de cinco ambientes sobre la avenida De los Incas, en el barrio de Belgrano. A tan sólo diez cuadras de la casa de sus padres en Parque Chas. “Sólo falta la biblioteca –cuenta Lopilato–, pero no vivo ahí. Es un lugar que uso para estudiar inglés, reunirme con amigas o como refugio.”
—¿Un refugio contra qué?
—Contra las presiones de un mundo adulto de muchas decisiones, lo que me genera algo de estrés o conflictos emocionales sobre los que necesito meditar. De haber contado con el departamento el año pasado, me hubiese instalado, porque necesité despegar de varias situaciones y recluirme para pensar con claridad. Hoy no preciso esa soledad, elijo a mi familia. La dualidad dijo presente. “Por un lado, tengo mi cuenta bancaria, mi auto, mis horarios, pero por otro, sigo dependiendo mucho de los demás. Por ahí, necesito que mis viejos sepan dónde estoy, o adónde voy, algo así como sentirme monitoreada. Es una tara que me hace bien.”
—¿Sigue eligiendo la terapia ocasional?
—Sí. Sólo visito a mi psicólogo en momentos en que debo tomar alguna decisión. En mi casa se habla de todo, y todos contamos lo que nos pasa. A eso le sumo las opiniones de los medios y la gente que habla de más. Entonces, para no marearme, me quedo con un solo punto de vista objetivo.
—¿Esta “nueva etapa”marca el fin de la inocencia?
—Hay algo que debo madurar. Todavía soy demasiado inocente y creo todo lo que me dicen. Confío muy rápido en la gente, y eso me juega en contra. Me he comido varios garrones de ese modo, tanto en el amor como en otros aspectos de la vida. Con el tiempo aprendí a hacerme la tonta con quien no me da confianza. A todo “ji-ji”, y con este gesto de tarada me los saco de encima. Tenía apenas 13 cuando inició su primer romance de tres años, con su entonces compañero de trabajo en “R-way”, el actor Felipe Colombo (24). “Eramos como hermanos, vivíamos todo el día juntos” -recuerda Luisana-. Un año entero le dedicó a un novio anónimo que nada tiene que ver con el ambiente, “porque soy muy enamoradiza” –explica-. Hasta que, en noviembre de 2004, conoció a Mariano Martínez (28), con quien sostuvo una relación de poco más de dos años, y del que hoy, y a raíz de la revuelta mediática, dice: “Doy fe de que le gustan las mujeres, al menos mientras estuvo conmigo”.Sin titubear, y después de algunos meses sin continuidad afectiva, hoy asegura: “Sigo creyendo en el amor”. Y redobla la apuesta junto a Juan Mónaco (23), tercer mejor tenista rankeado del país, reciente ganador de los torneos ATP de Buenos Aires, Kipz Buhel y Poertschach, y considerado el de mejor desempeño del año tras 23 torneos jugados. Aunque sus trofeos más valiosos podrían ser las palabras de su novia: “Si no estuviese tan, pero tan, enamorada de Juan, seguramente estaría sola”.
—¿La aburre la soltería?
—Me llevo muy bien con la soledad, nunca usé el amor como pasatiempo. Si hoy estoy enamorada es porque pasó de repente, sin buscarlo. Cuando Juan se cruzó en mi vida, pensé: “¿Por qué voy a estar sola si extraño estar con él?, ¿por qué debería de llamar a otros hombres si sólo tengo ganas de hablar con él?”. Prefiero tener un hombre con quien compartir la vida que uno por noche de boliche. Y Juan fue el candidato perfecto. Ni bien lo conocí, me cerró en todos los aspectos. Las relaciones pasadas le han dado a Luisana mucha experiencia. Y esa experiencia, una lección: “Ahora soy más racional en la confianza y agudicé el ojo para detectar cuando una pareja esconde cosas raras”.Tarde de diciembre de 2006. Timbre en la casa de los Lopilato. “`Lu`, por favor, necesito que vengas conmigo, porque mi novio no puede acompañarme”, dijo su vecina aferrada a los tickets que la misma “Lu” le había regalado tiempo atrás, obsequio de una marca sponsor de un torneo del Buenos Aires Lawn-Tennis. “No me quedó otra -cuenta la actriz-. Pasé todo el partido al lado de él sin saber quién era. En mi vida supe algo de tenis, no cazaba una. De repente, nos miramos. Se me acercó y se presentó -recuerda – hablamos un rato, me sacó el teléfono y bueno..., después todo lo demás.” Tal vez, no condescendiente con la realidad, Luisana admite: “Y eso que nunca me gustaron los hombres lindos, pero Juan es un bombón que me hubiese podido de cualquier modo.”
—Sin repetir y sin soplar, aspectos de Mónaco que la enamoran.
—Juan es buena gente, es tranquilo, un hombre completo. Me da la paz que necesito, me respeta, me contiene, me sorprende. Es caballero, cariñoso y no es grosero. Habla bien, y eso es lo primero en lo que me fijo de un hombre.
—Novia de un tenista, ¿sentenciada a extrañar ?
—Es difícil, porque la lejanía siempre potencia los sentimientos, y hablo tanto del amor como de las peleas, aunque con él no llego ni a las discusiones. Tampoco es tanto el tiempo que estamos separados, porque pasa una semana acá y dos afuera. Y el teléfono arde, hablamos todo el tiempo todos los días. Mis amigas me comen la cabeza preguntándome si los celos no me ponen paranoica, pero gracias a Dios, no somos inseguros. Viví otras experiencias difíciles y aprendí que soy celosa sólo cuando me celan. Juan no es enfermizo, ni el tipo de hombre que trata de limitarte por inseguridad propia. Estoy aprendiendo a amar a la distancia, porque él lo vale.
—¿La distancia hace volar la cabeza?
—Cuando estoy enamorada hago locuras. Hace poco, Juan debía jugar en Hamburgo. Lo extrañaba tanto que, cuando terminé la función de teatro, me tomé un avión y fui a verlo. Tardé más de un día en llegar, estuve con él sólo 24 horas y, al día siguiente, volví a Buenos Aires.
—Hoy por hoy. ¿Hasta dónde cedería por amor?
—La profesión, jamás. Y no dejaría que él tampoco lo hiciese. Ambos estamos viviendo el mejor momento, y amamos tanto lo que hacemos, que nos respetamos, contenemos y alentamos mucho.
—¿Una novia evolucionada?
—La experiencia me enseñó. Antes preguntaba demasiado a mis parejas, y pasaba horas indagando en sus pasados. Pero hoy me di cuenta de que todos tenemos un historial, y que eso es archivo. Si el hombre que elijo hoy está conmigo, ya no me interesa saber qué hizo antes. Vivo el presente, de lo contrario el amor no se disfruta.
—Tanto amor amerita un compromiso. ¿Volvería a hacerlo como en aquel verano de 2005, con Mariano Martínez?
—Jamás puse plazo a ninguna boda. Y en aquel momento, en vez de darnos un peluche, optamos por un anillo como símbolo de unión. Pero ahora aprendí que nada de eso es significativo, porque Juan me enseñó que amarse desde la base del respeto es el mejor de los compromisos.
—¿Ya hubo presentaciones familiares?
—Sí, y estoy feliz. La familia de Juan es divina, es gente muy sana, y esa es una de las prioridades personales que busco en un hombre. Por lo general, voy a comer a su casa, y tanto Cristina, su mamá, como Pico, su papá, me atienden como a una reina. Y ya me hice amiga de sus hermanos, Andrés y Mara, y de su grupo de gente. Cada vez que Juan juega en alguna parte, hablo por “handy” con “el Pájaro” y “el Búho”, sus amigos, y nos reímos mucho comentando los partidos.
—¿Y cómo agasajan los Lopilato?
—Mamá no es de cocinar mucho, así que cuando no prepara asado al horno, llevamos a Juan a comer afuera. Es la primera vez que Mónaco presencia una producción de fotos. Y justamente es su novia quien aparece echada sobre una piel blanca y a medio vestir. Ambos se miran, cómplices, y las risas no tardan. “Es tímido –redunda Luisana–, le encanta ver mis fotos en las revistas. Es tan divino que jamás me haría un planteo.” Hasta el momento, la única diferencia entre los dos son 20 centímetros, la altura del tandilense alcanza 1,85 metro. “Odio quedarme en bolas, ni yo me creo todo esto -bromea Luisana-. No relajo, porque tengo miedo de que algo se escape.”
—Sus lolas: el gran mito.
—Estoy harta de que la gente en la calle me clave la mirada justo ahí y me pregunte por la “supuesta” operación que me hice a los 15. Un delirio. Es que me desarrollé a los 11 años, y mientras hacía “Chiquititas” me fajaban para que parezca más chica. Cuando las solté, se impresionaron. Si conociesen a mi vieja y a mi hermana se darían cuenta que somos tetonas por naturaleza, es hereditario.
—¿Cuánto empeño pone en su cuerpo?
—Lo que quepa en una hora y media de gimnasio diario. Entreno con Mariana Dalmasso, una profesora de Megatlón, con ella hago musculación y complemento con clases de baile en compañia de mi hermana, Daniela. Si no estoy detrás de las calorías, se me va todo de la cintura para abajo y, entonces, le doy a la localizada, porque mantener las piernas es lo que más me cuesta. No hago dietas, pero tomo sesiones de masajes linfáticos.Cuenta regresiva. El 30 de septiembre, luego de la última función de “Arlequín, servidor de dos patrones” en el Teatro de la Rivera, Luisana viajará a España para rodar algunas publicidades. A su regreso decidirá si protagonizará la comedia central de Canal 13 o de Telefe. Y continuará siendo la imagen de 47th Street y de la firma Promesse.
—Y más allá…
—No dejar de actuar jamás, levantar mi propia productora, casarme, con Juan, por supuesto, y formar una familia como la mía. Mi sobrina Daira (3) me despierta el instinto maternal, me encantan los chicos y si fuese por mí tendría diez. Pero no quisiera dejar pasar el tiempo para no ser una madre vieja. Lo ideal, sería una boda a los 23 y un primer hijo a los 24. Match-point y primer set para Luisana.fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1341/nota_00.htm
Luisana Lopilato cuenta su historia de amor de nueve meses con el tenista Juan Mónaco
Barajó dos décadas y volvió a dar. No hay más apuestas que la intimidad ni más paga que la popularidad. De un lado, la mira mediática, del otro, la aguda astucia de una chica que le ganó a su propia edad. Hizo más de lo que su vocación pedía. Oye los aplausos de tres continentes. Toma con liviandad que, desde su más tierna edad, su nombre esté lacrado a una especie de erotismo prematuro. Viró el objeto de su afecto, y de un saque, dejó out-side a los actores y ganó un tenista. Compró su primera casa, y hace de ella un refugio intermitente. Sabe que vivió de prisa, y lejos de lamentar lo que el tiempo le arrancó, no deja de correr. Hábil jugadora en el tablero de la exposición, Luisana Loreley Lopilato (20) convida al buen voyeur: “Sin habérmelo propuesto, hoy experimento un nuevo ciclo de mi vida”. Versos ha escuchado hasta el hastío, pero hay uno al que dice hacer oídos sordos: el de la fama. “En este ambiente se vive una irrealidad que hace olvidar lo que pasa en la calle. Mis amigas creen que no sé lo que es tomar un colectivo, pero al llegar a casa, la ‘Luisana estrellita’ desaparece como cuando el cuento se termina. Mi familia me conecta con la realidad y si llego con algún divismo, me ubican enseguida: ‘Acá las cosas las pedís de otra manera, chiquita’.” Un contexto cotidiano con los pies así en la tierra, como en el cielo. “La religión es muy importante en mi vida y cada vez que puedo acompaño a mi familia a la Iglesia evangélica. Rezo y tengo mis momentos de espiritualidad, pero sólo soy una actriz que va a la iglesia, ni más ni menos creyente que cualquiera.” Prefiere no explayarse. Considera que el tema ha sido manoseado sin medida hasta la subestimación. Tal vez sea mejor hablar del resultado y no del método. “Soy muy solidaria. Ayudo al Hogar Pimpinela y amadrino el hogar “María Jesús”, de Saladillo. Siento que puedo ayudar con muy poco para lograr una sonrisa, y eso me hace sentir completa. De ahí que deseo abrir mi propio hogar para niños carenciados. Todos los fines de semana, papá, Eduardo, mamá, Bety, Darío y yo, salimos a buscar terrenos que podamos adquirir con el apoyo de algunos sponsors. Pero cuesta, muchos se hacen a un lado cuando llega el momento de concretar.”Una familia altruista y valiente para poner el pecho a las cámaras. “Tener fotógrafos en la puerta de casa todo el día, me jode bastante. Papá suele salir a buscar el auto en pijamas, y mamá saca a los perros en camisón, y no le agrada que le saquen fotos.” Y concluye así el interrogante del porqué se autodefine: “una chica de familia.” La bitácora de su infancia cuenta que no había cumpleaños al que Luisana no llegase con no menos de tres mudas de vestuario. Cuando la luz roja de la cámara casera de Eduardo se encendía, la niña desfilaba exigiendo las miradas, que se multiplicaron por millones. Millones de testigos de cambios, tan naturales como sugerentes. “Viví apresurada y perdí muchas cosas, como las noches en casa de amigas, las salidas a bailar y el viaje de egresados al que fui sólo tres días. Pero no me arrepiento, porque para crecer hay que hacer elecciones -desliza-. Aun así, hoy tomo la vida con más calma, me rodeo sólo de gente buena y controlada, y me hago tiempo para dedicarle a mis afectos. Quiero empezar a vivir la vida de una chica de 20 años, no quisiera no tener nada que contarle a mis hijos sobre la experiencia de esta edad.”
—¿Qué tanto sabe de provocación una chica de 20?
—Todas sabemos cómo seducir o jugar con la sexualidad cuando queremos provocar. A los medios les doy lo que piden, porque así son las reglas. En mi vida personal no me divierte hacerme la sexy, todo lo contrario, a propósito me comporto al revés. Cuando necesito o quiero seducir a alguien, uso lo mismo que me excita de un hombre: el humor.
—Esas reglas mediáticas de las que habla pueden confundir a más de uno…
—Siempre cae alguna propuesta rara. Me ofrecieron posar completamente desnuda para una revista, y por muchísimo dinero. Después, de “las otras” hay miles y todos los días. Son tipos que tienen que ver con los medios, y como no están tan expuestos se tiran el lance, me llaman y bueno…, se desubican. Una manifestación más del vértigo en la vida de Luisana ha sido la reciente compra de su segunda propiedad, la primera fue un terreno. Se trata de un departamento de cinco ambientes sobre la avenida De los Incas, en el barrio de Belgrano. A tan sólo diez cuadras de la casa de sus padres en Parque Chas. “Sólo falta la biblioteca –cuenta Lopilato–, pero no vivo ahí. Es un lugar que uso para estudiar inglés, reunirme con amigas o como refugio.”
—¿Un refugio contra qué?
—Contra las presiones de un mundo adulto de muchas decisiones, lo que me genera algo de estrés o conflictos emocionales sobre los que necesito meditar. De haber contado con el departamento el año pasado, me hubiese instalado, porque necesité despegar de varias situaciones y recluirme para pensar con claridad. Hoy no preciso esa soledad, elijo a mi familia. La dualidad dijo presente. “Por un lado, tengo mi cuenta bancaria, mi auto, mis horarios, pero por otro, sigo dependiendo mucho de los demás. Por ahí, necesito que mis viejos sepan dónde estoy, o adónde voy, algo así como sentirme monitoreada. Es una tara que me hace bien.”
—¿Sigue eligiendo la terapia ocasional?
—Sí. Sólo visito a mi psicólogo en momentos en que debo tomar alguna decisión. En mi casa se habla de todo, y todos contamos lo que nos pasa. A eso le sumo las opiniones de los medios y la gente que habla de más. Entonces, para no marearme, me quedo con un solo punto de vista objetivo.
—¿Esta “nueva etapa”marca el fin de la inocencia?
—Hay algo que debo madurar. Todavía soy demasiado inocente y creo todo lo que me dicen. Confío muy rápido en la gente, y eso me juega en contra. Me he comido varios garrones de ese modo, tanto en el amor como en otros aspectos de la vida. Con el tiempo aprendí a hacerme la tonta con quien no me da confianza. A todo “ji-ji”, y con este gesto de tarada me los saco de encima. Tenía apenas 13 cuando inició su primer romance de tres años, con su entonces compañero de trabajo en “R-way”, el actor Felipe Colombo (24). “Eramos como hermanos, vivíamos todo el día juntos” -recuerda Luisana-. Un año entero le dedicó a un novio anónimo que nada tiene que ver con el ambiente, “porque soy muy enamoradiza” –explica-. Hasta que, en noviembre de 2004, conoció a Mariano Martínez (28), con quien sostuvo una relación de poco más de dos años, y del que hoy, y a raíz de la revuelta mediática, dice: “Doy fe de que le gustan las mujeres, al menos mientras estuvo conmigo”.Sin titubear, y después de algunos meses sin continuidad afectiva, hoy asegura: “Sigo creyendo en el amor”. Y redobla la apuesta junto a Juan Mónaco (23), tercer mejor tenista rankeado del país, reciente ganador de los torneos ATP de Buenos Aires, Kipz Buhel y Poertschach, y considerado el de mejor desempeño del año tras 23 torneos jugados. Aunque sus trofeos más valiosos podrían ser las palabras de su novia: “Si no estuviese tan, pero tan, enamorada de Juan, seguramente estaría sola”.
—¿La aburre la soltería?
—Me llevo muy bien con la soledad, nunca usé el amor como pasatiempo. Si hoy estoy enamorada es porque pasó de repente, sin buscarlo. Cuando Juan se cruzó en mi vida, pensé: “¿Por qué voy a estar sola si extraño estar con él?, ¿por qué debería de llamar a otros hombres si sólo tengo ganas de hablar con él?”. Prefiero tener un hombre con quien compartir la vida que uno por noche de boliche. Y Juan fue el candidato perfecto. Ni bien lo conocí, me cerró en todos los aspectos. Las relaciones pasadas le han dado a Luisana mucha experiencia. Y esa experiencia, una lección: “Ahora soy más racional en la confianza y agudicé el ojo para detectar cuando una pareja esconde cosas raras”.Tarde de diciembre de 2006. Timbre en la casa de los Lopilato. “`Lu`, por favor, necesito que vengas conmigo, porque mi novio no puede acompañarme”, dijo su vecina aferrada a los tickets que la misma “Lu” le había regalado tiempo atrás, obsequio de una marca sponsor de un torneo del Buenos Aires Lawn-Tennis. “No me quedó otra -cuenta la actriz-. Pasé todo el partido al lado de él sin saber quién era. En mi vida supe algo de tenis, no cazaba una. De repente, nos miramos. Se me acercó y se presentó -recuerda – hablamos un rato, me sacó el teléfono y bueno..., después todo lo demás.” Tal vez, no condescendiente con la realidad, Luisana admite: “Y eso que nunca me gustaron los hombres lindos, pero Juan es un bombón que me hubiese podido de cualquier modo.”
—Sin repetir y sin soplar, aspectos de Mónaco que la enamoran.
—Juan es buena gente, es tranquilo, un hombre completo. Me da la paz que necesito, me respeta, me contiene, me sorprende. Es caballero, cariñoso y no es grosero. Habla bien, y eso es lo primero en lo que me fijo de un hombre.
—Novia de un tenista, ¿sentenciada a extrañar ?
—Es difícil, porque la lejanía siempre potencia los sentimientos, y hablo tanto del amor como de las peleas, aunque con él no llego ni a las discusiones. Tampoco es tanto el tiempo que estamos separados, porque pasa una semana acá y dos afuera. Y el teléfono arde, hablamos todo el tiempo todos los días. Mis amigas me comen la cabeza preguntándome si los celos no me ponen paranoica, pero gracias a Dios, no somos inseguros. Viví otras experiencias difíciles y aprendí que soy celosa sólo cuando me celan. Juan no es enfermizo, ni el tipo de hombre que trata de limitarte por inseguridad propia. Estoy aprendiendo a amar a la distancia, porque él lo vale.
—¿La distancia hace volar la cabeza?
—Cuando estoy enamorada hago locuras. Hace poco, Juan debía jugar en Hamburgo. Lo extrañaba tanto que, cuando terminé la función de teatro, me tomé un avión y fui a verlo. Tardé más de un día en llegar, estuve con él sólo 24 horas y, al día siguiente, volví a Buenos Aires.
—Hoy por hoy. ¿Hasta dónde cedería por amor?
—La profesión, jamás. Y no dejaría que él tampoco lo hiciese. Ambos estamos viviendo el mejor momento, y amamos tanto lo que hacemos, que nos respetamos, contenemos y alentamos mucho.
—¿Una novia evolucionada?
—La experiencia me enseñó. Antes preguntaba demasiado a mis parejas, y pasaba horas indagando en sus pasados. Pero hoy me di cuenta de que todos tenemos un historial, y que eso es archivo. Si el hombre que elijo hoy está conmigo, ya no me interesa saber qué hizo antes. Vivo el presente, de lo contrario el amor no se disfruta.
—Tanto amor amerita un compromiso. ¿Volvería a hacerlo como en aquel verano de 2005, con Mariano Martínez?
—Jamás puse plazo a ninguna boda. Y en aquel momento, en vez de darnos un peluche, optamos por un anillo como símbolo de unión. Pero ahora aprendí que nada de eso es significativo, porque Juan me enseñó que amarse desde la base del respeto es el mejor de los compromisos.
—¿Ya hubo presentaciones familiares?
—Sí, y estoy feliz. La familia de Juan es divina, es gente muy sana, y esa es una de las prioridades personales que busco en un hombre. Por lo general, voy a comer a su casa, y tanto Cristina, su mamá, como Pico, su papá, me atienden como a una reina. Y ya me hice amiga de sus hermanos, Andrés y Mara, y de su grupo de gente. Cada vez que Juan juega en alguna parte, hablo por “handy” con “el Pájaro” y “el Búho”, sus amigos, y nos reímos mucho comentando los partidos.
—¿Y cómo agasajan los Lopilato?
—Mamá no es de cocinar mucho, así que cuando no prepara asado al horno, llevamos a Juan a comer afuera. Es la primera vez que Mónaco presencia una producción de fotos. Y justamente es su novia quien aparece echada sobre una piel blanca y a medio vestir. Ambos se miran, cómplices, y las risas no tardan. “Es tímido –redunda Luisana–, le encanta ver mis fotos en las revistas. Es tan divino que jamás me haría un planteo.” Hasta el momento, la única diferencia entre los dos son 20 centímetros, la altura del tandilense alcanza 1,85 metro. “Odio quedarme en bolas, ni yo me creo todo esto -bromea Luisana-. No relajo, porque tengo miedo de que algo se escape.”
—Sus lolas: el gran mito.
—Estoy harta de que la gente en la calle me clave la mirada justo ahí y me pregunte por la “supuesta” operación que me hice a los 15. Un delirio. Es que me desarrollé a los 11 años, y mientras hacía “Chiquititas” me fajaban para que parezca más chica. Cuando las solté, se impresionaron. Si conociesen a mi vieja y a mi hermana se darían cuenta que somos tetonas por naturaleza, es hereditario.
—¿Cuánto empeño pone en su cuerpo?
—Lo que quepa en una hora y media de gimnasio diario. Entreno con Mariana Dalmasso, una profesora de Megatlón, con ella hago musculación y complemento con clases de baile en compañia de mi hermana, Daniela. Si no estoy detrás de las calorías, se me va todo de la cintura para abajo y, entonces, le doy a la localizada, porque mantener las piernas es lo que más me cuesta. No hago dietas, pero tomo sesiones de masajes linfáticos.Cuenta regresiva. El 30 de septiembre, luego de la última función de “Arlequín, servidor de dos patrones” en el Teatro de la Rivera, Luisana viajará a España para rodar algunas publicidades. A su regreso decidirá si protagonizará la comedia central de Canal 13 o de Telefe. Y continuará siendo la imagen de 47th Street y de la firma Promesse.
—Y más allá…
—No dejar de actuar jamás, levantar mi propia productora, casarme, con Juan, por supuesto, y formar una familia como la mía. Mi sobrina Daira (3) me despierta el instinto maternal, me encantan los chicos y si fuese por mí tendría diez. Pero no quisiera dejar pasar el tiempo para no ser una madre vieja. Lo ideal, sería una boda a los 23 y un primer hijo a los 24. Match-point y primer set para Luisana.fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1341/nota_00.htm
Juanita Viale
Juanita Viale espera a su segundo hijo
La nieta de Mirtha será mamá en marzo. Embarazada de tres meses, la hija de Marcela Tinayre confirmó la noticia y partió hacia Chile junto a su pareja, el actor Gonzalo Valenzuela.
A ambos lados de la cordillera, los rumores iban cobrando cada vez más fuerza. Mientras tanto, Juana Viale (25) y Gonzalo Valenzuela (29) se esforzaban por mantener en secreto la feliz confirmación de sus deseos. Porque para los protagonistas de esta historia nada resulta más importante que preservar su intimidad alejada de los flashes.Hace un mes, cuando Juana viajó a la paradisíaca Turks & Caicos (posesión británica de ultramar, en el Caribe), para realizar la campaña gráfica de una conocida marca de zapatos, los interrogantes de un nuevo embarazo de la nieta de Mirtha Legrand comenzaron a acechar a la pareja. Pero ellos, fieles a su hermetismo, siempre optaron por el silencio.Finalmente, el anuncio llegó de la manera más inesperada. Desde sus célebres almuerzos televisivos, Mirtha confirmó la buena nueva. “Tengo que darles una noticia muy importante que toca de cerca a toda mi familia: mi nieta está embarazada, ¡nuevamente seré bisabuela!” -afirmó con emoción desde la pantalla de América-. Durante ese mismo programa, la diva de los almuerzos también confesó que Ambar (4), la primera hija que Juana tuvo con el hijo de Piero, Juan de Bendictis, está “enloquecida” con la idea de tener un hermanito.Al parecer, Juana aprovechó su reciente paso por Buenos Aires, durante el cual grabó escenas para un capítulo del ciclo “Los cuentos de Fontanarrosa”, para reunir a toda su familia en una emotiva cena y así trasmitir la buena nueva. Les comentó que estaba embarazada de tres meses, pero que prefería no hacer declaraciones al respecto. Dicen que Mirtha está exultante con la llegada del nuevo bisnieto y que esperó la confirmación de su nieta para hacerlo público en televisión. Entonces, una vez que sus afectos estuvieron al tanto, Juana y Gonzalo decidieron regresar a Santiago de Chile, al hogar que comparten con Ambar en un tranquilo suburbio de Santiago, llamado Santa María, ubicado al pie del cerro Manquehue. Allí pasaron los días posteriores a la confirmación del embarazo de Juana, celebrando de la manera que más les gusta a ambos: a puerta cerrada. Allegados a la pareja confiesan que el actor de la versión chilena de “Montecristo” y actual protagonista de “Lola”, está emocionadísimo con la llegada de su primer hijo.El pasado vienes, en vísperas del extenso feriado chileno, la familia se dirigió rumbo a la costa, preocupada por la polución de la ciudad y en búsqueda de un mejor clima para la pequeña Ambar. Lo hicieron acompañados por amigos y en la camioneta 4x4 de Gonzalo. Fanático del motocross, el actor quiso llevar consigo dos motos para poder recorrer las dunas y dar rienda suelta a su pasión por la adrenalina. “Tomar distancia de mi país no fue una necesidad, sino una elección totalmente pensada, definida y positiva. El exilio será hasta el año que viene, cuando los tres volvamos a Buenos Aires” -adelantaba Juana a CARAS hace un mes-. Hoy, el regreso planificado por la pareja parece desnudar un deseo compartido: que su primer hijo nazca en el lugar donde, hace tres años, para ellos comenzaba la historia. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1341/nota_01.htm
La nieta de Mirtha será mamá en marzo. Embarazada de tres meses, la hija de Marcela Tinayre confirmó la noticia y partió hacia Chile junto a su pareja, el actor Gonzalo Valenzuela.
A ambos lados de la cordillera, los rumores iban cobrando cada vez más fuerza. Mientras tanto, Juana Viale (25) y Gonzalo Valenzuela (29) se esforzaban por mantener en secreto la feliz confirmación de sus deseos. Porque para los protagonistas de esta historia nada resulta más importante que preservar su intimidad alejada de los flashes.Hace un mes, cuando Juana viajó a la paradisíaca Turks & Caicos (posesión británica de ultramar, en el Caribe), para realizar la campaña gráfica de una conocida marca de zapatos, los interrogantes de un nuevo embarazo de la nieta de Mirtha Legrand comenzaron a acechar a la pareja. Pero ellos, fieles a su hermetismo, siempre optaron por el silencio.Finalmente, el anuncio llegó de la manera más inesperada. Desde sus célebres almuerzos televisivos, Mirtha confirmó la buena nueva. “Tengo que darles una noticia muy importante que toca de cerca a toda mi familia: mi nieta está embarazada, ¡nuevamente seré bisabuela!” -afirmó con emoción desde la pantalla de América-. Durante ese mismo programa, la diva de los almuerzos también confesó que Ambar (4), la primera hija que Juana tuvo con el hijo de Piero, Juan de Bendictis, está “enloquecida” con la idea de tener un hermanito.Al parecer, Juana aprovechó su reciente paso por Buenos Aires, durante el cual grabó escenas para un capítulo del ciclo “Los cuentos de Fontanarrosa”, para reunir a toda su familia en una emotiva cena y así trasmitir la buena nueva. Les comentó que estaba embarazada de tres meses, pero que prefería no hacer declaraciones al respecto. Dicen que Mirtha está exultante con la llegada del nuevo bisnieto y que esperó la confirmación de su nieta para hacerlo público en televisión. Entonces, una vez que sus afectos estuvieron al tanto, Juana y Gonzalo decidieron regresar a Santiago de Chile, al hogar que comparten con Ambar en un tranquilo suburbio de Santiago, llamado Santa María, ubicado al pie del cerro Manquehue. Allí pasaron los días posteriores a la confirmación del embarazo de Juana, celebrando de la manera que más les gusta a ambos: a puerta cerrada. Allegados a la pareja confiesan que el actor de la versión chilena de “Montecristo” y actual protagonista de “Lola”, está emocionadísimo con la llegada de su primer hijo.El pasado vienes, en vísperas del extenso feriado chileno, la familia se dirigió rumbo a la costa, preocupada por la polución de la ciudad y en búsqueda de un mejor clima para la pequeña Ambar. Lo hicieron acompañados por amigos y en la camioneta 4x4 de Gonzalo. Fanático del motocross, el actor quiso llevar consigo dos motos para poder recorrer las dunas y dar rienda suelta a su pasión por la adrenalina. “Tomar distancia de mi país no fue una necesidad, sino una elección totalmente pensada, definida y positiva. El exilio será hasta el año que viene, cuando los tres volvamos a Buenos Aires” -adelantaba Juana a CARAS hace un mes-. Hoy, el regreso planificado por la pareja parece desnudar un deseo compartido: que su primer hijo nazca en el lugar donde, hace tres años, para ellos comenzaba la historia. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1341/nota_01.htm
Valeria Mazza
Valeria, embarazada, madrina y anfitriona
En la gala del Hospital Austral
Representante de la sana belleza. Acertada justificación del galardón que recibió hace algún tiempo de La Cámara de la Moda y la Comuna de Milano. “Símbolo del justo equilibrio”, la nombraron. Y no sólo por llegar a ser top sin caer en los vicios típicos de la obsesión estética, sino también, por los valores humanos que dejan atrás la aparente importancia de la imagen: “Madre dedicada e incansable altruista.” Valeria Mazza (35) trascendió la excelencia en las pasarelas del planeta y siempre ha vuelto. Esta vez, y en su país, fue madrina, productora y anfitriona de una gala con desfile de emociones. Una reina, un palacio. “Valeria Mazza, madrina del piso de Pediatría del Hospital Universitario Austral, invita a la segunda gala a beneficio en el palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires”, rezaba la tarjeta invitación. Y ahí estaba. “Gracias por colaborar con esta causa”, precedía al saludo de una mujer comprometida. Uno a uno, Valeria recibió a los invitados al pie de la escalera del salón Gallery. Más allá del fin de la velada, no faltaron felicitaciones por la noticia que llevaba tan solo horas en la palestra. Desde hace más de un mes y medio, los Gravier esperan la llegada de su cuarto heredero. Y en respuesta, a las gracias se adosaba una humorada: “Tuvieron que ampliar las costuras del vestido sobre mi cuerpo, la panza se nota más rápido después de tres experiencias” -decía “Vale”. El Versace que llevaba puesto fue la opción de tres, sobre la cama de su suite Park Executive, de 95 metros cuadrados, habían quedado dos vestidos de las firmas Valentino y Armani.Un encuentro, una finalidad. “430 mil pesos”, anunció la voz del maestro de ceremonias Oscar González Oro, sobre el cierre de la noche. La gala, minuciosamente organizada por Bárbara Diez, Martín Roig y su equipo, continuó en el salón Posadas. Entre ensaladas de queso azul, filet de lomo sobre risotto de hongos patagónicos, cebollas confitadas en salsa de Malbec, y frescura de frutos rojos, los comensales fueron testigos de una velada formal, aunque nada acartonada. “Queridos amigos, los he convocado una vez más para continuar en la cruzada por la salud de los niños, en definitiva, quienes hará n grande nuestra Argentina” -dijo Vale desde el escenario-. Y antes de concluir, la senadora nacional María Laura Leguizamón le acercó una carta. Entonces, la anfitriona dio lugar a su lectura: “Agradezco la invitación que me cursara (...), sé del esfuerzo que esta institución realiza para mejorar la calidad de vida de la niñez de los más necesitados, debil sector de la sociedad, es por eso que el Gobierno nacional trabaja fuertemente (...). Estaré cumpliendo tareas en Alemania y Austria y no podré estar presente, pero celebro la causa y reitero mi agradecimiento”. Valeria levantó la vista y pronunció: Dra. Cristina Fernández de Kirchner. “Ahora recibirán impresas dos canciones -dijo González Oro-. Pido que cantemos juntos sus estrofas.” Después del video institucional con casos de conmovedora necesidad, los invitados entonaron: “Día de enero” de Shakira y “Gracias por pensar en mí”, de Ricky Martin. Premios, escenario y rienda a la subasta. La remera del Pato Cabrera con la que ganó el US Open de Golf: “Te elegimos a vos, Mauricio Macri”, dijo Oro. “Sacarte plata es más difícil que quitarle un diente a un indio”, bastó para que el político comprara la pieza a 3 mil pesos. Una chaqueta Belstaff, línea Che Guevara, fue para Tomás Sánchez Córdova del Banco Finansur, por 7 mil. Una remera de la Selección argentina autografiada quedó en manos de Gerardo Werthein, por 20 mil pesos y varias pujas. Un chal de Valentino usado por Uma Thurman en la gala de los 45 años del diseñador, hoy es de Bettina Bulgheroni, por 10 mil pesos. La remera de San Antonio Spurs, de Manu Ginóbili, alcanzó los 30 mil pesos que Jorge Brito pagó a través de los representantes de Banco Macro. Finalmente, un bolso de Valentino que Martín Uriburu dio a su mujer por 9 mil pesos. Y en forma espontánea, un anónimo caritativo hizo llegar al escenario un cheque por 43 mil pesos, destinados a la compra de equipamiento técnico para el piso de Pediatría, amadrinado por la argentina que monopolisa el glamour y promueve de la solidaridad.
fuente http://www.caras.uol.com.ar/edicion_1341/nota_02.htm
En la gala del Hospital Austral
Representante de la sana belleza. Acertada justificación del galardón que recibió hace algún tiempo de La Cámara de la Moda y la Comuna de Milano. “Símbolo del justo equilibrio”, la nombraron. Y no sólo por llegar a ser top sin caer en los vicios típicos de la obsesión estética, sino también, por los valores humanos que dejan atrás la aparente importancia de la imagen: “Madre dedicada e incansable altruista.” Valeria Mazza (35) trascendió la excelencia en las pasarelas del planeta y siempre ha vuelto. Esta vez, y en su país, fue madrina, productora y anfitriona de una gala con desfile de emociones. Una reina, un palacio. “Valeria Mazza, madrina del piso de Pediatría del Hospital Universitario Austral, invita a la segunda gala a beneficio en el palacio Duhau Park Hyatt Buenos Aires”, rezaba la tarjeta invitación. Y ahí estaba. “Gracias por colaborar con esta causa”, precedía al saludo de una mujer comprometida. Uno a uno, Valeria recibió a los invitados al pie de la escalera del salón Gallery. Más allá del fin de la velada, no faltaron felicitaciones por la noticia que llevaba tan solo horas en la palestra. Desde hace más de un mes y medio, los Gravier esperan la llegada de su cuarto heredero. Y en respuesta, a las gracias se adosaba una humorada: “Tuvieron que ampliar las costuras del vestido sobre mi cuerpo, la panza se nota más rápido después de tres experiencias” -decía “Vale”. El Versace que llevaba puesto fue la opción de tres, sobre la cama de su suite Park Executive, de 95 metros cuadrados, habían quedado dos vestidos de las firmas Valentino y Armani.Un encuentro, una finalidad. “430 mil pesos”, anunció la voz del maestro de ceremonias Oscar González Oro, sobre el cierre de la noche. La gala, minuciosamente organizada por Bárbara Diez, Martín Roig y su equipo, continuó en el salón Posadas. Entre ensaladas de queso azul, filet de lomo sobre risotto de hongos patagónicos, cebollas confitadas en salsa de Malbec, y frescura de frutos rojos, los comensales fueron testigos de una velada formal, aunque nada acartonada. “Queridos amigos, los he convocado una vez más para continuar en la cruzada por la salud de los niños, en definitiva, quienes hará n grande nuestra Argentina” -dijo Vale desde el escenario-. Y antes de concluir, la senadora nacional María Laura Leguizamón le acercó una carta. Entonces, la anfitriona dio lugar a su lectura: “Agradezco la invitación que me cursara (...), sé del esfuerzo que esta institución realiza para mejorar la calidad de vida de la niñez de los más necesitados, debil sector de la sociedad, es por eso que el Gobierno nacional trabaja fuertemente (...). Estaré cumpliendo tareas en Alemania y Austria y no podré estar presente, pero celebro la causa y reitero mi agradecimiento”. Valeria levantó la vista y pronunció: Dra. Cristina Fernández de Kirchner. “Ahora recibirán impresas dos canciones -dijo González Oro-. Pido que cantemos juntos sus estrofas.” Después del video institucional con casos de conmovedora necesidad, los invitados entonaron: “Día de enero” de Shakira y “Gracias por pensar en mí”, de Ricky Martin. Premios, escenario y rienda a la subasta. La remera del Pato Cabrera con la que ganó el US Open de Golf: “Te elegimos a vos, Mauricio Macri”, dijo Oro. “Sacarte plata es más difícil que quitarle un diente a un indio”, bastó para que el político comprara la pieza a 3 mil pesos. Una chaqueta Belstaff, línea Che Guevara, fue para Tomás Sánchez Córdova del Banco Finansur, por 7 mil. Una remera de la Selección argentina autografiada quedó en manos de Gerardo Werthein, por 20 mil pesos y varias pujas. Un chal de Valentino usado por Uma Thurman en la gala de los 45 años del diseñador, hoy es de Bettina Bulgheroni, por 10 mil pesos. La remera de San Antonio Spurs, de Manu Ginóbili, alcanzó los 30 mil pesos que Jorge Brito pagó a través de los representantes de Banco Macro. Finalmente, un bolso de Valentino que Martín Uriburu dio a su mujer por 9 mil pesos. Y en forma espontánea, un anónimo caritativo hizo llegar al escenario un cheque por 43 mil pesos, destinados a la compra de equipamiento técnico para el piso de Pediatría, amadrinado por la argentina que monopolisa el glamour y promueve de la solidaridad.
fuente http://www.caras.uol.com.ar/edicion_1341/nota_02.htm
Luli Fernández
Patinando soy frágil como una muñequita de cristal"
Luli Fernández, revelación del certamen de Showmatch
Sus movimientos son extremadamente delicados y, por momentos, da la sensación de estar desenvolviéndose en cámara lenta. A pesar de haber dormido poco debido a sus múltiples compromisos, la sonrisa continúan intacta en su dulce rostro, como si fuera de cristal. Sin duda, Luli Fernández (19) parece una muñeca salida de una cajita musical. En ella, todo es armonioso. Sin apremios, sus palabras brotan de su boca como una perfecta melodía: “Soy una chica normal, que pone la mejor voluntad para hacer las cosas. Considero que nadie me ha regalado nada en la vida ya que siempre fui de puerta en puerta buscando mi destino”, dice la modelo y co-conductora de Area 18 por TyC Sports y una de las figuras de “Patinando por un sueño”.Nacida en Azul, provincia de Buenos Aires, con tan sólo unos meses la modelo de Multitalent Agency llegó a la Capital Federal de la mano de su madre, Roxana. Hoy se siente feliz con un presente que la encuentra consagrada como conductora de TV, modelo y una de las famosas favoritas del público en “Patinando por un sueño”: “En la escuela siempre fui varonera. Era imposible que me viera en el lugar que ocupo hoy en día”, dice con humildad.
—¿Pensó alguna vez que su participación en “Patinando...” tendría tanta repercusión?
—Me siento feliz y muy cómoda en el programa. Amo mi trabajo.Las cosas me están saliendo muy bien y me alegra mucho. Me di cuenta de que amo patinar y que en la pista soy tan frágil como una muñeca de cristal. Creo que el show tiene una gran repercusión. Todas estamos patinando muy parejo, de ahí que resulte imposible suponer quién va a ganar. Igual, lo lindo de esto es poder ayudar a alguien.
—Nunca se vio involucrada en las disputas entre las figuras del certamen. ¿Pone especial atención en el cuidado de su imagen?
—Es que yo hago lo mío. Soy la más joven del plantel y no soy conflictiva. No hice amigas en el ambiente pero tengo buena onda con todas. Creo que lo que nos molesta de los demás es un espejo de lo que no hemos resuelto en nuestro interior. El día que lo entendamos seremos mejores personas.
—¿Qué críticas recibe por parte de su familia?
—Mi mamá es mi fiel compañera, y me ve siempre. Me dice lo que le gusta y lo que no. Es un apoyo importante para mí y es quien me inculcó los valores de la vida. Mi novio ve el programa cuando puede.
—¿Novio?
—Sí, estoy de novia desde hace un año y ocho meses, y me siento feliz. Se llama Jerónimo. Es uruguayo y director de un hotel en Punta del Este. Estamos muy bien. Para mí fue muy importante conocerlo. Es más, lo vi por primera vez un día muy particular de mi vida, el 30 de diciembre de 2005, fecha en que se cumplían dos años de la muerte de mi abuelo, que fue como un padre para mí.
—Figura en “Patinando por un sueño”, modelo y co-conductora, ¿qué más se puede pedir a los 19 años?
—No sé si se puede pedir algo más. En realidad, dejo que las cosas fluyan. A nivel personal, quiero lo que toda chica desea: casarme, tener hijos y formar una linda familia. Y a nivel profesional, creo que esto recién empieza. Me costó mucho llegar donde estoy, porque nunca tuve atajos y siempre fui golpeando puertas. Creo que si focalizamos lo que queremos, siempre podemos llegar al lugar que deseamos. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1341/nota_03.htm
Luli Fernández, revelación del certamen de Showmatch
Sus movimientos son extremadamente delicados y, por momentos, da la sensación de estar desenvolviéndose en cámara lenta. A pesar de haber dormido poco debido a sus múltiples compromisos, la sonrisa continúan intacta en su dulce rostro, como si fuera de cristal. Sin duda, Luli Fernández (19) parece una muñeca salida de una cajita musical. En ella, todo es armonioso. Sin apremios, sus palabras brotan de su boca como una perfecta melodía: “Soy una chica normal, que pone la mejor voluntad para hacer las cosas. Considero que nadie me ha regalado nada en la vida ya que siempre fui de puerta en puerta buscando mi destino”, dice la modelo y co-conductora de Area 18 por TyC Sports y una de las figuras de “Patinando por un sueño”.Nacida en Azul, provincia de Buenos Aires, con tan sólo unos meses la modelo de Multitalent Agency llegó a la Capital Federal de la mano de su madre, Roxana. Hoy se siente feliz con un presente que la encuentra consagrada como conductora de TV, modelo y una de las famosas favoritas del público en “Patinando por un sueño”: “En la escuela siempre fui varonera. Era imposible que me viera en el lugar que ocupo hoy en día”, dice con humildad.
—¿Pensó alguna vez que su participación en “Patinando...” tendría tanta repercusión?
—Me siento feliz y muy cómoda en el programa. Amo mi trabajo.Las cosas me están saliendo muy bien y me alegra mucho. Me di cuenta de que amo patinar y que en la pista soy tan frágil como una muñeca de cristal. Creo que el show tiene una gran repercusión. Todas estamos patinando muy parejo, de ahí que resulte imposible suponer quién va a ganar. Igual, lo lindo de esto es poder ayudar a alguien.
—Nunca se vio involucrada en las disputas entre las figuras del certamen. ¿Pone especial atención en el cuidado de su imagen?
—Es que yo hago lo mío. Soy la más joven del plantel y no soy conflictiva. No hice amigas en el ambiente pero tengo buena onda con todas. Creo que lo que nos molesta de los demás es un espejo de lo que no hemos resuelto en nuestro interior. El día que lo entendamos seremos mejores personas.
—¿Qué críticas recibe por parte de su familia?
—Mi mamá es mi fiel compañera, y me ve siempre. Me dice lo que le gusta y lo que no. Es un apoyo importante para mí y es quien me inculcó los valores de la vida. Mi novio ve el programa cuando puede.
—¿Novio?
—Sí, estoy de novia desde hace un año y ocho meses, y me siento feliz. Se llama Jerónimo. Es uruguayo y director de un hotel en Punta del Este. Estamos muy bien. Para mí fue muy importante conocerlo. Es más, lo vi por primera vez un día muy particular de mi vida, el 30 de diciembre de 2005, fecha en que se cumplían dos años de la muerte de mi abuelo, que fue como un padre para mí.
—Figura en “Patinando por un sueño”, modelo y co-conductora, ¿qué más se puede pedir a los 19 años?
—No sé si se puede pedir algo más. En realidad, dejo que las cosas fluyan. A nivel personal, quiero lo que toda chica desea: casarme, tener hijos y formar una linda familia. Y a nivel profesional, creo que esto recién empieza. Me costó mucho llegar donde estoy, porque nunca tuve atajos y siempre fui golpeando puertas. Creo que si focalizamos lo que queremos, siempre podemos llegar al lugar que deseamos. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1341/nota_03.htm
Carmen Barbieri
"Tango es un perro de gustos sofisticados"
Carmen Barbieri junto a su nueva mascota, un cachorro maltés de tres meses
Al ingresar al departamento de Carmen Barbieri no es difícil imaginar quién es el nuevo mimado de la casa. A la vista aparecen un conjunto de simpáticos y coloridos accesorios destinados a la comodidad de “Tango”, un gracioso Maltés que, desde hace unos días es la nueva debilidad de su dueña. Allí, en el living familiar, recostado sobre una cuna roja, especialmente acondicionada, el pequeño perro permanece pendiente de cada movimiento de Carmen, a quien obedece con velocidad asombrosa. Para la actriz, la llegada de “Tango” a su vida terminó por saldar una cuenta pendiente. “Hace tiempo que quería tener un perrito. Pero siempre surgía la dificultad de qué hacer con él cuando viajamos o nos vamos de temporada a Mar del Plata. Entonces, fui postergando ese sueño. Yo les decía a todos que, quien deseara regalarme un Caniche, lo hiciera. Quería una hembra y hasta había elegido el nombre: Lola. Nunca vino, en cambio, llegó “Tango”, un cachorrito Maltés que fue un regalo de Silvia, una amiga de Ariel, el cocinero de mi programa. Yo buscaba a Lola, pero al ver este Maltés me enamoré por completo. Primero, se llamó "Alfred", en honor a mi papá; pero después decidí cambiarlo por "Tango". Luego de tanto bailar por un sueño, me pareció adecuado”, relata Carmen. Con entusiasmo, la actriz describe la rutina compartida con su nuevo compañero, a quien adora vestir glamorosamente con pieles y colores vivos. “La casa canina que lo viste me consulta, entonces me envían accesorios para combinar la ropa de Tango con la mía. Tiene pieles de distintos colores, estilo animal print y hasta un gamulán marrón. Poleras, jeans y todo un set de juguetes como pelotas y huesitos de plástico completan su ajuar. Es un rey. Y además le gusta comer carne y pollo, porque es un perro de gustos sofisticados y de vez en cuando lo malcrío”, agrega la artista. Confiesa que "Tango" duerme en la habitación que comparte con su esposo, Santiago Bal, y que su predilección por los animales es una costumbre que cultivó desde la infancia. “Amo a todos lo animales. He tenido hamsters, ratitas de laboratorio, lagartijas, peces, gatos, canarios y cotorras. Pero creo que hay que dedicarles tiempo, por eso buscaba un perro pequeño para llevarlo a todos lados. Ellos necesitan cariño y no podés dejarlos solos. "Tango" va conmigo al teatro, a los restaurantes, ¡parezco China Zorrilla! Hasta le gusta posar para las fotos, es más estrella que yo!”, agrega. Es verdad. Al igual que Carmen, “Tango” siente predilección y pasión por el universo de las tablas. Los pasillos del teatro Premier, donde la actriz protagoniza “Irresistible, otra historia de humor”, junto a Miguel Angel Cherutti, son los preferidos del Maltés. “A mi programa de América, El diario de Carmen´, lo llevo pero se estresa mucho, porque va de brazo en brazo, pero en el teatro se siente mejor que en casa. "Tango" es tan feliz sobre el escenario como yo. En el teatro recibe con alegría a cada artista y se mete en los camarines de Rodrigo ´Vagoneta´ Rodríguez y hasta en el de Miguel. Santiago está encantado con él, pero a mi hijo, Federico, no le agrada: le cambia el nombre, le dice Pucho, Rocco. Recién ahora se enteró que se llama "Tango". Quisiera tener muchas mascotas, como mi papá que tenía 30 gatos. Y aún hoy sigo soñando con la caniche”, afirma.
—¿Cómo vive esta etapa actual de su vida?
—Estoy bárbara y feliz, nunca me imaginé que perder en “Bailando...”, me hubiera hecho tan bien, porque estaba desbordada con tanto trabajo y entrenamiento. Hacía el programa a la mañana, después entrenaba, dos noches no dormía, actuaba en el teatro y estaba al límite de mis fuerzas. Ahora voy recuperándome de esa vorágine. Cuando participaba en el concurso, estaba perdiendo tiempo junto a mi familia, amigos, y eso fue duro. Con tanta exposición, llegué a enojarme y no quiero que me vean así, porque soy una mujer sencilla y no quiero perder amigos. Me encanta trabajar, pero necesito de mis afectos. Cuando tengo dos horas libres, duermo, juego con el perro, cocino, porque amo cocinar para mi familia. Por las tardes, continúo trabajando con los preparativos para nuestro próximo show, para el que estoy tomando clases de flamenco. Creo que no enviadará nada a los espectáculos de Broadway o Las Vegas. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1341/nota_04.htm
Carmen Barbieri junto a su nueva mascota, un cachorro maltés de tres meses
Al ingresar al departamento de Carmen Barbieri no es difícil imaginar quién es el nuevo mimado de la casa. A la vista aparecen un conjunto de simpáticos y coloridos accesorios destinados a la comodidad de “Tango”, un gracioso Maltés que, desde hace unos días es la nueva debilidad de su dueña. Allí, en el living familiar, recostado sobre una cuna roja, especialmente acondicionada, el pequeño perro permanece pendiente de cada movimiento de Carmen, a quien obedece con velocidad asombrosa. Para la actriz, la llegada de “Tango” a su vida terminó por saldar una cuenta pendiente. “Hace tiempo que quería tener un perrito. Pero siempre surgía la dificultad de qué hacer con él cuando viajamos o nos vamos de temporada a Mar del Plata. Entonces, fui postergando ese sueño. Yo les decía a todos que, quien deseara regalarme un Caniche, lo hiciera. Quería una hembra y hasta había elegido el nombre: Lola. Nunca vino, en cambio, llegó “Tango”, un cachorrito Maltés que fue un regalo de Silvia, una amiga de Ariel, el cocinero de mi programa. Yo buscaba a Lola, pero al ver este Maltés me enamoré por completo. Primero, se llamó "Alfred", en honor a mi papá; pero después decidí cambiarlo por "Tango". Luego de tanto bailar por un sueño, me pareció adecuado”, relata Carmen. Con entusiasmo, la actriz describe la rutina compartida con su nuevo compañero, a quien adora vestir glamorosamente con pieles y colores vivos. “La casa canina que lo viste me consulta, entonces me envían accesorios para combinar la ropa de Tango con la mía. Tiene pieles de distintos colores, estilo animal print y hasta un gamulán marrón. Poleras, jeans y todo un set de juguetes como pelotas y huesitos de plástico completan su ajuar. Es un rey. Y además le gusta comer carne y pollo, porque es un perro de gustos sofisticados y de vez en cuando lo malcrío”, agrega la artista. Confiesa que "Tango" duerme en la habitación que comparte con su esposo, Santiago Bal, y que su predilección por los animales es una costumbre que cultivó desde la infancia. “Amo a todos lo animales. He tenido hamsters, ratitas de laboratorio, lagartijas, peces, gatos, canarios y cotorras. Pero creo que hay que dedicarles tiempo, por eso buscaba un perro pequeño para llevarlo a todos lados. Ellos necesitan cariño y no podés dejarlos solos. "Tango" va conmigo al teatro, a los restaurantes, ¡parezco China Zorrilla! Hasta le gusta posar para las fotos, es más estrella que yo!”, agrega. Es verdad. Al igual que Carmen, “Tango” siente predilección y pasión por el universo de las tablas. Los pasillos del teatro Premier, donde la actriz protagoniza “Irresistible, otra historia de humor”, junto a Miguel Angel Cherutti, son los preferidos del Maltés. “A mi programa de América, El diario de Carmen´, lo llevo pero se estresa mucho, porque va de brazo en brazo, pero en el teatro se siente mejor que en casa. "Tango" es tan feliz sobre el escenario como yo. En el teatro recibe con alegría a cada artista y se mete en los camarines de Rodrigo ´Vagoneta´ Rodríguez y hasta en el de Miguel. Santiago está encantado con él, pero a mi hijo, Federico, no le agrada: le cambia el nombre, le dice Pucho, Rocco. Recién ahora se enteró que se llama "Tango". Quisiera tener muchas mascotas, como mi papá que tenía 30 gatos. Y aún hoy sigo soñando con la caniche”, afirma.
—¿Cómo vive esta etapa actual de su vida?
—Estoy bárbara y feliz, nunca me imaginé que perder en “Bailando...”, me hubiera hecho tan bien, porque estaba desbordada con tanto trabajo y entrenamiento. Hacía el programa a la mañana, después entrenaba, dos noches no dormía, actuaba en el teatro y estaba al límite de mis fuerzas. Ahora voy recuperándome de esa vorágine. Cuando participaba en el concurso, estaba perdiendo tiempo junto a mi familia, amigos, y eso fue duro. Con tanta exposición, llegué a enojarme y no quiero que me vean así, porque soy una mujer sencilla y no quiero perder amigos. Me encanta trabajar, pero necesito de mis afectos. Cuando tengo dos horas libres, duermo, juego con el perro, cocino, porque amo cocinar para mi familia. Por las tardes, continúo trabajando con los preparativos para nuestro próximo show, para el que estoy tomando clases de flamenco. Creo que no enviadará nada a los espectáculos de Broadway o Las Vegas. fuentehttp://www.caras.uol.com.ar/edicion_1341/nota_04.htm
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